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domingo, 28 de julio de 2013

Escalada en los Picos de Europa: Primera toma de contacto.

Los Picos de Europa constituyen un tremendo macizo calcáreo que emerge colosalmente en medio de la Cordillera Cantábrica, sometido a una intensa karstificación, y cuyas elevadas cumbres, las más altas de la cordillera, se alzan aparentemente desnudas a modo de torres, agujas y cresterías poco menos que inaccesibles, un conjunto de extrema y abrumadora belleza. A diferencia de los Pirineos o de cualquier otra cordillera peninsular, la transición del valle a la montaña de los Picos de Europa se produce tan bruscamente que aquí se dan los mayores desniveles conocidos en la Península Ibérica.

Panorama de los Picos de Europa desde la cumbre de La Palanca.
A lo largo de veinte años he realizado multitud de rutas y ascensiones por los Picos de Europa, aventuras de las que he dejado buena nota escrita en este mi blog montañero. En mucha de aquellas ascensiones (Torrcerredo, Torre de Arestas, Torre de Friero...) me he jugado literalmente el tipo por no ir equipado ni contar con un mínimo de conocimientos de escalada. 

Ahora que por fin he dado el gran salto al mundo de la escalda, es hora de regresar a las montañas en las que me inicié en el mundo del alpinismo y vivir nuevas experiencias desde otra óptica. Cualquier escalador que se precie tiene que escalar en los Picos de Europa, pero, como en todos los ámbitos de la vida, hay que aplicar el sentido común y no "lanzarse" al dominio de la escalada en alta montaña sin una cierta pausa y serenidad. 

Para mi compañero Dany es la primera visita a los Picos de Europa. Hemos venido para realizar una primera "toma de contacto", nuestro objetivo no es otro que probar las sensaciones de escalar sobre roca caliza, algo a lo que no estamos habituados. 

Para ello hay un lugar ideal en los Picos de Europa: La Vega de Liordes. Allí se encuentra una de las mejores "escuelas" para iniciarse en la escalada sobre roca caliza, un claro ejemplo de lo que supone escalar en los Picos de Europa. 


 Llegamos al Caben de Remoña el viernes por la noche después de un largo viaje desde Madrid. Con los frontales nos pusimos en marcha a las once de la noche para llegar a la Vega de Liordes. Subimos por la Canal de Pedabejo a oscuras y llegamos al Collado Remoña en torno a las doce de la noche. Bajamos a la vega y nos tiramos al suelo para dormir al raso. 

Pero a las cinco de la mañana comenzaron a caer gotas del cielo y tuvimos que montar la tienda a toda prisa. No paró de llover hasta las diez de la mañana; cuando pensábamos que se nos iba a estropear el fin de semana, asomaron grandes claros desde el cielo y el calor del sol secó rápidamente las vías que teníamos previsto escalar.

No se nos dio nada mal, practicamos a lo largo de toda la mañana en las paredes próximas al chozo de Liordes, probando a escalar por los canalizos y lapiaces habituales en la roca caliza. Por la tarde nos aproximamos a la Peña Regaliz para probar la "Vía Divertimento" (V+), ascensión abierta por Adrados y Eduardo Martínez en 1985. Pero el primer largo exige una delicada y expuesta travesía que no nos gustó nada y descartamos la ascensión.

No pasa nada, hemos venido a probar y a tantear, aunque tenemos muchas ganas de realizar nuestra primera gran escalada en Picos, todavía no es el momento. Regresamos a nuestras paredes y seguimos practicando.

A la mañana siguiente, el domingo, decidimos probar suerte con la Cresta de la Torre de Salinas, un lugar perfecto para habituarse al "vacío" y a los grandes "cortados" de los Picos de Europa.

Dany en la cresta, al fondo, la Torre de Salinas.
El panorama es sobrecogedor, cuesta mucho habituarse a escalar en un lugar como este.

Valle del Liébana desde la Cresta de la Torre de Salinas.
El fin de semana es corto y no da para más. Confiamos en volver más pronto que tarde motivados para realizar nuestra primera ascensión técnica en los Picos de Europa. Esta ha sido una primera "toma de contacto" necesaria para saber a lo que nos enfrentamos la próxima vez.


En la Cresta de la Torre de Salinas.

Estas son algunas de las tomas que grabamos durante el fin de semana.



Y como somos un poco peliculeros, aquí está el montaje a modo de "trailer" para anunciar nuestras futuras aventuras en los Picos de Europa.

viernes, 2 de mayo de 2008

Las Peñas de Cifuentes.

En Valdeón llaman "Peñas de Cifuentes" al macizo formado por la Torre de Friero, Torre del Hoyo de Liordes, Torre de Salinas y Peña Remoña. Y es que este macizo esta separado del Macizo Central por la Canal de Asotín, por la Vega de Liordes y por Los Tornos de Liordes. Existen dos únicos pasos que permiten cruzar las Peñas de Cifuentes: La Canal de Pedabejo y la Collada de La Chavida. El paso por ambos permite realizar una de las travesías más espectaculares de los Picos de Europa.




Estamos en el Puente de Mayo de 2008. Por quinta vez organizo la travesía guiada por las Peñas de Cifuentes, esta vez para Antonio, Miguel y Víctor, amigos de mi hermano Luis. El día es soleado aunque hace un poco de frío. La nieve impide que alcancemos el Caben de Remoña con el Trepas, pero podemos llegar a la Horcada de Valcavao.

Emprendemos la subida por el Sedo de Remoña sin demasiadas complicaciones. No hay mucha nieve y nos abrimos paso sin dificultad. Pero al alcanzar el Collado Remoña (2.030 m.) comenzamos a pisar nieve de continuo.


Víctor no lleva el calzado adecuado y pronto empieza a notarlo, se le calan los pies de inmediato, lo cual no es nada bueno para su resfriado. Después de reponer fuerzas, continuamos la travesía.


A medida que vamos cogiendo altura hay más nieve lo que facilita enormemente el paso por esta zona, plagada de grandes rocas. Pero en algunos tramos tenemos que extremar las precauciones puesto que la pendiente es bastante fuerte y puede haber bloques de hielo o grietas bajo la nieve.



Bordeamos el Hoyo de Liordes y la Torre Olavarría. En este punto siempre me fijo en la subida hacia la Torre del Hoyo de Liordes y la Torre de Salinas. Encumbrar alguna de las dos es algo que tengo en mente desde hace bastante tiempo. Desde aquí no parece bastante complicado, no creo que sea necesario llevar equipo para escalarlas. No sé, puede que algún día lo intente, ya veremos.



Avanzamos poco a poco mientras voy abriendo huella con mis crampones. Es paisaje aquí siempre es sobrecogedor, sin duda uno de los parajes más espectaculares de los que conozco en Picos. Noto que mis colegas lo están disfrutando al máximo, a pesar de algunas dificultades por las que atravesamos.





Llegando a la Torre Olavarría, el paso más complicado, optamos por subir directamente por la vertiente nevada a pesar del fuerte desnivel.




Pronto alcanzamos la Canal de La Chavida, en su viertiente hacia Asotín. Disfrutamos de la panorámica espectacular de las estribaciones del Friero, de la Canal de Asotín y del Collado Jermoso con Peña Santa al fondo. Es impresionante notar la caída descomunal hacia Asotín y ver "colgado" de la peña al mejor refugio de los Picos de Europa, Collado Jermoso.


Ahora nos queda la última subida hacia la Collada de La Chavida (2.160 m.); para llegar tenemos que ir sorteando numerosas simas que abundan por esta zona, extremando las precauciones porque la nieve puede estar ocultando alguna bajo nuestros pies. Tras la collada, nos espera el largo descenso por el nevero hasta dar con la senda que cruza hacia el Caben de Remoña.

Ha sido una jornada estupenda, me he sentido muy bien a pesar de las enormes dificultades por las que estoy atravesando con la cesión de mi supermercado de Posada. Ha sido un paréntesis en una de las etapas más difíciles de mi vida; he tomado oxígeno, he respirado aire puro y me he cargado de energía para seguir adelante. Y esa energía, como siempre, me la da la Montaña.


jueves, 13 de abril de 2006

Las Peñas de Cifuentes.

En Valdeón llaman "Peñas de Cifuentes" al macizo formado por la Torre de Friero, la Torre del Hoyo de Liordes, Torre de Salinas y Peña Remoña. Y es que este macizo esta separado del Macizo Central por la Canal de Asotín, por la Vega de Liordes y por Los Tornos de Liordes. Existen dos únicos pasos que permiten cruzar las Peñas de Cifuentes: La Canal de Pedabejo y la Collada de La Chavida. El paso por ambos permite realizar una de las travesías más espectaculares de los Picos de Europa.

Cuando vine a vivir a Valdeón estuve trabajando en varios proyectos que me permitieran ganarme la vida aprovechando los recursos que ofrece un entorno como este. Uno de ellos consistió en hacerme guía titulado de montaña, para lo cual llegué a inscribirme en la Asociación Española de Guías de Montaña. Sin embargo la titulación de "Guía de Montaña" no está reconocida ni regulada en España.

No obstante estoy diseñando varias rutas especiales por los Picos de Europa que permiten disfrutar de la montaña desde una óptica diferente, rutas que pasen por lugares imposibles y que ofrezcan emociones tan fuertes que sean difíciles de olvidar. Y esta es precisamente una de ellas: La Ruta de las Peñas de Cifuentes.

Consiste en un circuito circular que bordea el macizo formado por la Torre del Hoyo Chico (2.356 m.), la Torre del Hoyo de Liordes (2.474 m.) y la Torre de Salinas (2.446 m.) pasando por la Collada de la Chavida (2.160 m.) que lo separa de la Torre de Friero (2.445 m.). Lo he recorrido varias veces para asegurarme del trazado y he marcado con varios hitos los puntos más delicados de la travesía.

En esta ocasión llevo a Almudena y a la pareja formada por Angel Mari y Amaya. A Angel Mari le conozco desde hace años, hacía el mejor pan ecológico que nadie pueda imaginar, y surtía a "La Cesta Biológica" durante los primeros años de funcionamiento. Desde entonces siempre he mantenido una muy buena relación con él. Recientemente se ha separado y hemos hablado mucho de nuestra nueva situación; me anunció que venía a visitarme y organicé esta ruta para la ocasión. Viene acompañado de Amaya, una montañera experimentada que se ha pateado los Pirineos de punta a punta. Pero estoy seguro de que esta ruta no la dejará indiferente.

Nos acercamos con el Trepas al Caben de Remoña procedentes del Puerto de Pandetrave; la pista ofrece panorámicas espectaculares del Valle de Valdeón. Nada más comenzar a caminar hay que dirigirse por la senda que viene marcada hacia la Canal de Pedabejo. Hay dos maneras de subir la canal: Por el pedrero (la ruta normal) o por el Sedo de Remoña (la variante más atractiva pero no apta para montañeros inexpertos). Les llevo por el sedo porque es mucho más interesante que subir en zig-zag por un pedrero interminable.

Tras pasar el sedo llegamos a la parte alta de la canal que se abre hacia el Collado Remoña (2.030 m.). Con las vistas de la Vega de Liordes que ofrece este punto merece la pena tomarse un buen descanso después del esfuerzo que ha supuesto subir desde el Caben de Remoña.

La ruta normal baja a la Vega de Liordes, pero lo que se trata ahora es de buscar el camino más cómodo para bordear la Torre de Salinas procurando no perder altitud, tenemos que mantenernos en torno a los 2.000 m. de altitud.

Enseguida llegamos al Hoyo de Liodes el cual invita a subir a la Torre del mismo nombre, pero tenemos que mantener altitud y así llegaremos a las estribaciones de la Torre Olavarría. Por aquí hay pasos delicados pero espectaculares, y la Torre Santa asoma ya por el horizonte.

Amaya me habla mucho de los Pirineos, pero reconoce estar realmente impresionada de la belleza de los Picos de Europa, es la primera vez que los visita.

Llegamos a un hoyo pequeño que resulta ser el Hoyo Chico, pero una vez cruzado tenemos que descender varios metros por las estribaciones de la Torre del Hoyo Chico en dirección a la Canal de Asotín. Por aquí hay que dejarse guiar por varios hitos que indican el único sitio por donde se puede pasar. Enfrente ya podemos ver el Refugio de Collado Jermoso.

Aquel paso nos permite alcanzar la Canal de La Chavida, inconfundible por la característica silueta de la Torre de Friero y porque invita a subirla hasta alcanzar lo alto de la collada. Tenemos que andar con cuidado porque por aquí hay numerosas simas, algunas de ellas muy profundas, que pueden estar tapadas por la nieve. Cuando llegamos a la Collada tenemos otro punto ideal para otro merecido descanso mientras contemplamos Collado Jermoso, El Llambrión, La Palanca, Torre Santa...

Ahora toca descender la canal hasta el Peñón Chico, y desde allí, caminar por alguna de las numerosas veredas hacia el Caben de Remoña que se distingue en el horizonte.

domingo, 1 de julio de 2001

2ª Ascensión a la Torre de La Palanca (2.614 m.)

La Torre de La Palanca (2.614 m.) es una de las cumbres más elevadas de los Picos de Europa, ascensión obligada si se pernocta en el refugio de Collado Jermoso (2.042 m.). Ofrece impresionantes vistas de todo el Macizo Central, del Naranjo de Bulnes, del Macizo Occidental y del mar Cantábrico. Su ascensión no entraña ninguna dificultad salvo alguna trepada expuesta tras la Torre del Peñalba.


Sábado, 30 de junio de 2001. He organizado para el grupo de amigos de Carolina una ascensión a la Torre de La Palanca (2.614 m.) con noche en Collado Jermoso. A pesar de haber estado ya en muchas ocasiones en Collado Jermoso, tan solo será la segunda vez que subo a la cumbre de La Palanca nueve años después de haberla coronado por primera vez. Quizás allí decidamos subir el Llambrión, pero en principio prefiero ir por lo seguro y ya conocido.

Partimos de León repartidos en dos coches, pero justo a la salida de la ciudad los que iban detrás de mi no se percataron de que tuve que frenar en un semáforo y golpearon su conche contra el mío. A mi Citroën Xsara no le pasó nada, pero al coche de ellos se le rompió el radiador.

Con en susto todavía en el cuerpo la mayor parte de ellos decidieron suspender la ruta; yo me ofrecí para llevar a los que entraran en mi coche pero al final sólo Julio y Laura se apuntaron. Carol y el resto optaron por quedarse el fin de semana en León. Laura es prima de Fernando, el novio de Carolina, y a Julio no le conocía, así que aprovechamos el viaje para charlar largo y tendido para conocernos mejor. Laura estuvo en la aventura del Cares y también había venido a la Cueva del Agua y a Pambuches, y Julio es aficionado a la escalada, recientemente había conocido al grupo de Carolina y se había apuntado a esta ascensión.

Cuando llegamos al Puerto de Pandetrave dejamos el coche, agarramos las mochilas y nos pusimos a caminar por la pista hasta el Caben de Remoña. Parece que el tiempo va a ser bueno, aunque se ven algunas nubes bajas.


Hoy estreno nueva cámara digital, una Minolta Dimage 2330. Tiene más resolución que la anterior y las fotos por fin pueden verse en el ordenador con bastante más nitidez. 


Hace tiempo que dejé de subir la Canal de Pedabejo por el pedrero; se sube mucho mejor por el sedo. Un inmenso mar de nubes cubre todo el valle del Liébana y parte de Valdeón, pero pronto nos plantamos en el Collado Remoña dejando atrás la niebla y allí les enseñé a Julio y Laura las vistas del Llambrión, Collado Jermoso y la Vega de Liordes.

La niebla intenta subir por la Canal de Pedabejo pero no logra sobrepasar del Collado Remoña.

Abajo nos espera la inmensa pradería de la Vega de Liordes, la mayor vega de los Picos de Europa.


Aprovechamos el paso por la Vega de Liordes para descansar y comer un poco. Hacia abajo por la Canal de Asotín asoman las nubes desde el Valle de Valdeón.
Al llegar a Las Colladinas nos encontramos con los omnipresentes rebecos. Siempre que he pasado por aquí me los he encontrado, y en esta ocasión los veo algo más confiados que otras veces, ocasión que aprovecho para ver si logro una buena instantánea mientras Julio y Laura continuan subiendo.

Al llegar a lo más alto de Las Colladinas nos hacemos una foto con la Torre de Friero al fondo.

Llegamos al refugio de Collado Jermoso a eso de las seis de la tarde. Después de asearnos en la fuente con las gélidas aguas que vienen del nevero del Llambrión, dejamos las mochilas en el refugio y nos fuimos a recorrer las inmediaciones del Collado Jermoso. El mar de nubes es impresionante de modo que nos sentamos tranquilamente en lo alto de la Torre Jermosa a contemplar el panorama.

Justo en frente tenemos la mejor vista posible de Torre Santa. Es una ocasión única para fotografiar la puesta de sol detrás de su impresionante mole y con ese manto blanco a los pies...


A pesar de tener el refugio al lado la temperatura es tan agradable que decidimos tirar los sacos al suelo y hacer vivac durante toda la noche. Después de cenar nos tumbamos a contemplar las estrellas, se veían con tanta nitidez que no perdimos detalle a lo largo de la Vía Láctea. Mientras Julio y Laura se daban sus primeros arrumacos, yo intentaba recordar las veces que he subido a Collado Jermoso y las noches que pasé aquí con Alberto, Tato, con Laura y Carlos de Vega, con Carolina y Carmen, con Marta...

A la mañana siguiente, con los primeros rayos de sol sobre las naranjas paredes del Llambrión, desayunamos y nos preparamos para la ascensión.

Hacia abajo han desaparecido las nubes que ayer cubrían todo el Valle de Valdeón y se puede contemplar el macizo de la Bermeja con la Canal de Pambuches entera.

Alcanzamos la cumbre de La Palanca después de una hora de ascensión desde Collado Jermoso. Julio nos demostró su gran habilidad en la escalada trepando por la Torre del Peñalba. Ya desde la cima, nos pusimos a identificar los Picos y lancé las panorámicas con mi recién estrenada cámara digital.


El Cantábrico está cubierto de nubes, pero se ven todos los picos sin excepción: El Naranjo, los Cuetos Albos, el Neverón de Urriellu, Peña Vieja, Tesorero...

La Torre de Friero no parece tan impresinante desde aquí, claro que sobrepasamos en unos doscientos metros su cota más alta. No obstante nos permite ver con todo detalle su impresionante corredor norte de arriba a abajo.


Y hacia el norte mi próximo objetivo, la montaña más deseada, la cumbre de los Picos, Torre Cerredo...



domingo, 21 de junio de 1998

Travesía Collado Jermoso - Liordes.

El Refugio Diego Mella fue construido en 1942 en un lugar privilegiado de los Picos de Europa para servir como base a las ascensiones del Llambrión, La Palanca y la Torre del Peñalba: El Collado Jermoso. Su construcción fue ideada por Diego Mella, pero fue el arquitecto Julián Delgado Úbeda, presidente de la Federación Española de Montañismo, quien la llevó a buen término. Es el refugio más antiguo de los Picos de Europa y está situado a 2.064 m. de altitud, en la base del Macizo del Llambrión.

Sigo pensando que Collado Jermoso es el lugar más espectacular, especial y bonito de los Picos de Europa, y cualquiera de las rutas para acceder a él no dejan indiferente a nadie, por eso cuando mis amigas Carolina y Mary me pidieron que les llevase de ruta por los Picos de Europa no lo dudé ni un momento: Vamos al Collado Jermoso.

He subido un montón de veces, tantas que ya he perdido la cuenta, pero para mí sigue siendo la ruta más bonita de los Picos: Ascender al collado desde Cordiñanes y descender por la Vega de Liordes, pasando noche por supuesto en el Refugio Diego Mella.

Para Marta es la segunda vez, a pesar de que cuando la traje por aquí hace ya unos años me dijo que había sido una ruta tan dura que no volvería nunca más. Y por mi parte qué decir, más que estoy ansioso de volver a pisar la Montaña, llevo meses sin salir de León, entre el trabajo y la mudanza (por fin me he emancipado) no he tenido la posibilidad de salir al campo ni un solo día en todo lo el año.

Es sábado, día 20 de junio de 1998. Amanece un día espléndido, totalmente despejado, con una temperatura muy agradable, casi veraniega. Los Picos no conservan en sus cumbres prácticamente nada de nieve. Hemos salido muy temprano de León y hemos llegado a Posada de Valdeón a muy buena hora y hemos dejado el coche aquí para salir ya de ruta rumbo a Cordiñanes, 3 km. de paseo mañanero muy agradables e ideales para acostumbrarse al peso de las mochilas y para calentar. Se respira aire puro y limpio.

El Cordiñanes cargamos de agua las cantimploras y cruzando la aldea me acerco hasta la casa de Evarista, la venerable anciana que conocí hace unos años cuando subí por primera vez a Collado Jermoso. Nada más salir de Cordiñanes comenzamos a subir por la senda que conduce zigzagueando a la Rienda de Asotín, primer punto interesante de la ascensión.

Es una prueba de fuego porque el vértigo juega una mala pasada a todos los que pasan por aquí por primera vez, pero no ha sido el caso ni de Carolina ni de Mary, las dos han pasado por la rienda sin inmutarse. Marta ha tenido más miedo y al igual que la otra vez la he despojado del peso de su mochila y ha podido pasar sin preocuparse por el equilibrio.

Se puede decir que esta vez voy muy bien acompañado a Collado Jermoso: Esas tres chicas que posan en plena Rienda de Asotín son Carolina, Marta y Mary.

Después de cruzar el Hayedo de Asotín acusando ya el esfuerzo de la ascensión llegamos a la Vega de Asotín, donde realizamos la primera parada para descansar. Allí nos encontramos con un par de montañeros que también subían a Collado Jermoso y... ¡sorpresa! Resulta que uno de ellos es Basilio Llamas, el experto en Briófitos de la Facultad de Biológicas de León. Charlamos un buen rato con él recordando los primeros años de carrera pero sin entretenernos demasiado, todavía queda la parte más dura de la ascensión.

Basilio y su acompañante suben por la Canal Honda, pero yo llevo a Carolina, Mary y Marta por el atajo que evita pasar por aquel pedrero tan insufrible de la Canal Honda, nosotros subimos por el Collado Solano, que ofrece ya unas vistas magníficas del Cares y del Monte Corona.

Después del Collado Solano llegamos a la base de la Torre Jermosa. Aquí la sensación de altitud y de vacío comienza a hacerse notar, pero lo que a mí más me preocupa es que con este calor y con esta sudada nos hemos quedado ya sin agua, hemos dejado secas las tres cantimploras antes de tiempo.

Para llegar a la fuente del Llambrión todavía nos queda la ascensión más difícil de la ruta, el Argayo Congosto. Marta se acuerda muy bien de este lugar por lo mal que lo pasó, pero esta vez ha subido fenomenal, al igual que Carol y Mary, aunque Carol estaba tan desesperada por beber que se tragó las primeras aguas que vimos descender por el argayo.

Finalmente llegamos al refugio a eso de las seis y media de la tarde. Lo primero que hicimos fue reservar nuestra plaza para asegurar la noche porque por allí había numerosos montañeros y por un momento llegué a pensar que podríamos quedarnos sin sitio. Pero no fue así, el guarda nos reservó tres colchonetas bajo cubierta, de modo que compartiríamos la noche con Basilio y compañía.

Dejamos nuestras cosas en el refugio, fuimos a la fuente para asearnos y nos acercamos a la Torre Jermosa para ver la espléndida puesta de sol.

Hacía mucho tiempo que no dormía en el interior del refugio, las últimas veces que vine a Collado Jermoso monté la tienda de campaña en los alrededores. Hemos dormido relativamente bien a pesar de los ronquidos de los acompañantes. Para hoy he propuesto subir a la Torre de Palanca pero en cuanto he visto las caras de mis tres acompañantes he descartado la idea.

Después de desayunar y de recoger el equipo nos despedimos del guarda y de Basilio y comenzamos a caminar hacia Las Colladinas. Allí nos hicimos varias fotos:
El resto del camino hacia la Vega de Liordes fuimos disfrutando del paisaje y de los rebecos. El camino por aquí es mucho mas suave que el de ayer y Carol, Mary y Marta marchan a muy buen ritmo. En la Vega de Liordes aprovechamos para comer y para tirarnos en la hierba durante un buen rato. Es un lugar maravilloso, yo me siento genial, estoy en el corazón de los Picos en compañía de mi novia y con dos de mis mejores amigas, ¿qué más se puede pedir?

Después de la Vega de Liordes tocó subir hacia el Collado de Liordes y bajar por el Sedo de Pedabejo. En este sedo Marta tubo problemas con el vértigo y tuve que despojarla de nuevo de su mochila para que pudiera destrepar por el sedo con seguridad.

Una vez llegados al Caben de Remoña tomamos las veredas que descienden poco a poco hacia Santa Marina de Valdeón y llegamos a Posada pasadas las siete de la tarde. Ha sido un fin de semana memorable, mañana toca regresar a la vida cotidiana en León. Espero volver pronto a los Picos.

miércoles, 15 de julio de 1992

Travesía Macizo Central de los Picos de Europa.

Los Picos de Europa constituyen una unidad montañosa que se desprende de la Cordillera Cantábrica hacia el norte acercándose a unos 20 kilómetros del Mar Cantábrico. Favorecido por la naturaleza de la roca calcárea y las abundantes precipitaciones se ha originado un importante Karst que ha dado lugar a la formación de numerosos hoyos ("Jous"), simas y profundas gargantas.

De los tres macizos que conforman la unidad montañosa es el Macizo Central, también conocido como el Macizo de los Urrieles, el más extenso y agreste, donde se encuentran las mayores altitudes y las simas más profundas.

Alberto, Tato y yo nos hemos planteado un reto para este año, al igual que hizimos el año pasado cuando fuimos a pedal desde León hasta los Picos de Europa. Nos hemos puesto delante del mapa del Macizo Central de los Picos de Europa y hemos trazado un recorrido para atravesarlo de sur a norte: Partiremos de Cordiñanes, subiremos a Collado Jermoso, cruzaremos la Vega de Liordes, bajaremos los Tornos de Liordes, subiremos el teleférico de Fuente De, ascenderemos el Pico Tesorero, cruzaremos los Horcados Rojos, cruzaremos el Jou sin Tierra, pasaremos por la Vega de Uriellu, tocaremos el Naranjo de Bulnes, y bajaremos hacia El Cares por Bulnes y Poncebos.

Nos llevamos la tienda de campaña y comida abundante para los cinco días a base de latas de conservas, embutido envuelto en una tela, pan, leche, galletas, leche condensada y alguna lata de Isostar.

Partimos el sábado 11 de julio desde Cordiñanes. Es la segunda vez que subo a Collado Jermoso y recuerdo la ruta perfectamente: La Rienda de Asotín, el Hayedo y la Vega de Asotín, la Canal Honda (y su atajo para evitarla por el Argayo Berón) y el Argayo Congosto. Recuerdo también a la Aguja Señora del Tío Toribio, perfectamente visible desde el Argayo Congosto.

Poco antes de entrar en el Argayo Congosto nos encontramos con una pareja de alemanes que andaban totalmente desorientados. No entendían ni "J" en castellano, de modo que nos comunicamos como pudimos con el inglés. No tenían ni idea de por dónde se subía al refugio, estaban a punto de meterse por un desvío hacia la Canal de Asotín que conducía directamente a un cortado sin salida. Les dijimos que nos acompañaran y treparon el Argayo Congosto detrás de nosotros. El tipo se parecía mogollón al actor Rutger Hauer, el de Blade Runner.

En esta ocasión no pernoctamos en el refugio, como nos llevamos la tienda de campaña con su material repartido entre las tres mochilas montamos campamento en las proximidades del refugio. En lo alto de la Torre Jermosa había decidido montar su tienda un obsesivo de la fotografía que perseguía una instantánea de un rebeco con Torre Santa al fondo. Se había traído a su hijo pequeño y le dijimos que aquel no era un buen lugar para montar la tienda porque durante la noche se levantaban vientos huracanados. No nos hizo caso. A las tres de la mañana le vimos desmontar su tienda y meterse en el refugio... hacía un viento endiablado.

Me cautivó la belleza de la Torre de Friero con su impresionante corredor norte. Al día siguiente partimos temprano rumbo a la Vega de Liordes por Las Colladinas. La imagen de la Torre Jermosa con Torre Santa al fondo es digna de las mejores postales de los Picos de Europa.

Llegamos a la Vega de Liordes más o menos a la hora de comer. Teníamos la vega entera para nosotros solos; el año pasado la habíamos visto desde el Collado Remoña y no nos imaginábamos que era tan grande. Sacamos nuestras viandas de las mochilas y nos pusimos a comer. Acto seguido nos entraron ganas de cagar y cada uno nos buscamos el mejor retrete rocoso disponible.

Echamos un último vistazo al Valle de Valdeón y a la Torre Santa y emprendimos el descenso por los vertiginosos Tornos de Liordes mientras escuchábamos en la radio portátil de Tato el desarrollo de la etapa del Tour de Francia.


Llegamos a Fuente De a última hora de la tarde y fuimos directamente al Camping para contratar una parcela para acampar esa noche. Después de lavarnos nos sentamos en una de las mesas del bar donde nos encontramos con Rutger Hauer y su chica. No sabíamos que habían hecho la misma ruta que nosotros, habían salido más temprano, por eso no coincidimos. Estuvimos charlando con ellos un buen rato poniendo en práctica nuestras dotes con el inglés.


El día siguiente amaneció con el cielo totalmente encampotado, pero pronto nos dimos cuenta que eran nubes bajas y el personal del teleférico nos confirmó que arriba estaba despejado. Fue un momento espectacular cuando la cabina del teleférico cruzo las nubes y aparecimos por encima del mar de nubes con un sol radiante.

Comenzamos a caminar en dirección a la Cabaña Verónica, que se la ve perfectamente a los pies del Pico Tesorero. Poco después de pasar por La Vueltona nos encontramos con que la senda estaba cubierta por un gran nevero. Cruzar un nevero en pleno verano fue toda una novedad para mí, nunca lo había experimentado.


Pero lo que más deseaba en aquel momento era llegar a Horcados Rojos para disfrutar de las vistas del Naranjo de Bulnes, con la Sierra de Cuera y el Mar Cantábrico de fondo. Antes pasamos por la Cabaña Verónica, una cabina en forma de iglú extraída de un portaaviones que sirve de refugio para 8 únicas plazas.


En el mirador de los Horcados Rojos estuvimos comiendo antes de enfrentarnos a la ascensión del Pico Tesorero, que con sus 2.570 m. de altitud se convierte en la primera de mis grandes ascensiones, nunca antes había estado en un punto geográfico tan elevado. Concurren en su cumbre los límites provinciales de León, Asturias y Cantabria; estábamos en "Tierra de Nadie". Saludamos de nuevo desde la cumbre a la Torre Santa.


También ha sido la primera vez que he experimentado la sensación de vacío cuando hemos bajado hacia el Jou de los Boches por el cable de acero que está amarrado a la roca. Un mal paso durante aquel descenso y no lo cuentas, y como te pille una tormenta mientras bajas agarrado al cable date por muerto, no sería la primera vez.

Mientras cruzamos el Jou de los Boches hacia el Jou sin Tierra paramos para deslizarnos con las esterillas por alguno de los neveros. Estábamos sedientos, hacía mucho calor, así que nos prometimos bebernos una botella de vino en el refugio del Naranjo de Bulnes.

En cuanto llegamos al refugio preguntamos por el guarda para reservar nuestra plaza. Nos dijeron: "Es aquél"... "Hola, ¿eres el guarda del refugio?" "Puede..." nos contesta. Debía tener una crisis de identidad, el muy gilipollas. En fin, nos asignó nuestra plaza y nos explicó las normas. Al menos nos permitió cenar dentro del refugio, nos sentamos en una de las mesas y sacamos nuestras viandas. Cuando vimos a los de al lado sacar su hornillo y calentarse unos espaguetis se nos cayó la baba... y nosotros ahí, con nuestro trozo de jamón, lomo y chorizo... "Tenemos que hacernos con un hornillo", meditamos.


El día siguiente continuamos nuestro camino en dirección hacia Pandébano, desde donde lanzamos las fotos con la estampa clásica del Naranjo de Bulnes. Nos llamó la atención un ganadero que intentaba meter a las vacas en los graneros, al parecer había una que se le estaba resistiendo y no paraba de gritar: "¡Aposenta, aposenta!"

De Pandébano bajamos hasta Bulnes, y de Bulnes a Poncebos por la Canal del Tejo. Llegamos reventados, pero nos quedaba por delante toda la Ruta del Cares. De vez en cuando paramos para meter los pies en las gélidas aguas del canal. Llegamos a Caín cuando comenzaba a caer la noche, pero estábamos tan cansados que no teníamos ganas de montar la tienda, así que nos metimos en el pórtico de la Iglesia y allí tiramos los sacos para dormir bajo la mirada atónita de los cainejos que pasaban por allí.


Ha sido una aventura memorable; regresamos a León con la sensación de que se nos ha hecho demasiado corta. No obstante, ya tenemos anotado que para el próximo año vamos a hacer la Travesía por el Macizo Occidental.