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domingo, 2 de marzo de 2008

6ª Ascensión a Torre Bermeja (2.393 m.).

La Torre Bermeja es la peña situada más al sur del Macizo del Cornión (Occidental) de los Picos de Europa. Con sus 2.393 m. de altitud ofrece una espectacular visión de Torre Santa (2.596 m.), del Mar Cantábrico, de Asturias y de la Cordillera Cantábrica. Su ascensión desde Posada de Valdeón supone salvar un desnivel de 1.465 m. Pero el paso por la Canal de Pambuches, Collado Verde y Canal del Bufón recompensa y mucho el gran esfuerzo físico.

Es domingo, 2 de marzo de 2008. Hace tiempo le prometí a mi amiga Eli que la subiría a la Torre Bermeja. Es búlgara, lleva dos años buscándose la vida como puede en el Valle de Valdeón, una de mis primeras y más fieles clientes del supermercado, pero sobre todo, una buena amiga. Y lo prometido es deuda, así que temprano preparamos las mochilas y nos ponemos en marcha.

Para salvar parte del desnivel al que nos enfrentamos, cogemos el Trepas y subimos hasta la Majada de la Argoya, y de allí hasta Bustiello, a unos 1.300 m. de altitud. Allí dejamos el Trepas y comenzamos a subir por la pista hacia la Vega de Llos. Vamos a subir por La Travesona hacia el Collado Verde (2.087 m.). Hace un día soleado y caluroso, increíble para la época en la que estamos. Pero el día es corto y tenemos que subir a buen ritmo. En la cumbre es posible que haya nieve helada, de modo que llevamos crampones y piolet.

En la Vega de Llos apenas nos entretenemos, cogemos agua y comenzamos la ascensión a La Travesona. Sin demasiada dificultad, llegamos y cruzamos toda La Travesona hacia el Collado Verde. Es la sexta vez que subo La Bermeja, pero la primera vez que lo hago por el Collado Verde. Hasta ahora siempre había subido por Pambuches.



Eli comienza a notar el esfuerzo físico, pero goza de una gran fortaleza y disfruta tanto de la Montaña que saca fuerzas de donde sea para seguir adelante y mantener mi ritmo. Por fin llegamos al Collado Verde y hacemos una parada para descansar.


Desde aquí busco la posibilidad de alcanzar la Canal de Bufón sin perder altitud, pero no hay paso posible. Tenemos que descender unos 150 m. de desnivel hasta entrar en la canal. Y aquí comenzamos a trepar. Es la parte que más me gusta de esta ascensión, motivo por el que la hago tantas veces. Eli trepa como una cabra, hay muy poca nieve y gozamos de las vistas de Valdeón mientras vamos ganando altitud. Y pronto alcanzamos la nieve. Nos ponemos los crampones pero está demasiado blanda (hace mucho calor). Nos los quitamos, pero más arriba nos los volvemos a poner.


En cuanto podemos, tiramos por la roca para poder trepar y no acusar tanto el esfuerzo de hundirnos en la nieve.


Más o menos a las 14:00 horas llegamos a cumbre. Hace un día de calor, aunque sopla algo de viento fresco. Pero nos parece increíble que en 2 de marzo haga este tiempo a casi 2.400 m. de altitud. Comemos tranquilamente, descansamos y planificamos el descenso. No nos apetece bajar por el mismo sitio, así que le planteo a Eli la posibilidad de dirigirnos a Los Modelizos (2.245 m.) y descender por la Canal del Perro hacia El Frade.

Sin poner ninguna objeción, emprendemos la aventura de descender por otra variante. Pero cuando estamos a punto de llegar a Los Modelizos, después de media hora de descenso, nos topamos con un cortado imposible de salvar. No hay opciones, tenemos que regresar a La Bermeja. Pero echo un vistazo hacia abajo intentanto buscan la más mínima opción alternativa, pero nada. No me parece una buena idea, y menos con Eli: Hay una caída en pendiente casi vertical de unos 40 o 50 metros y solo un loco bajaría por ahí. Pero Eli no lo piensa tanto como yo y se lanza sin más. Tira la mochila, se agarra con fuerza y comienza a destrepar por ese abismo. Es como si no tuviera el más mínimo aprecio por su vida. Intento que desista pero es imposible, ya está en medio de la pared.

Tengo que bajar inmediatamente antes de que ocurra algo. No tiengo tiempo de pensarlo más, somos unos insensatos, pero nos puede más la adrenalina. Por suerte hay suficientes agarres y conseguimos llegar al canchal sanos y salvos.


Pero en este punto me doy cuenta de que desde aquí no hay paso directo a La Travesona, tiene que haber un cortado que impide el paso, si no, habría una ascensión directa a La Bermeja desde La Travesona, pero esto no figura en ningún mapa. Presiento que nuestros problemas no han hecho más que empezar. De pronto, un grupo de rebecos nos ve aparecer y emprenden su huída hacia arriba en lugar de descender. Está claro, hay un cortado bloqueando el paso.

Y efectivamente, lo hay. Ahora sí que la situación es crítica, porque si optamos por regresar a La Bermeja, es decir, volver a subir todo lo que hemos bajado y trepar otra vez por aquella pared, se nos hace de noche seguro (son las seis de la tarde). Y si tenemos que pasar la noche, es seguro que nos vamos a congelar. Hay que salir de aquí como sea. Me pongo a buscar una salida, por un lado, por otro, pero solo encuentro caídas verticales imposibles de salvar. Siento como si La Bermeja nos hubiera atrapado y nos nos deja salir. De pronto, veo una grieta que desciende por un surco estrecho por el que creo podemos destrepar agarrándonos fuertemente. La grieta está muy expuesta y tiene nieve que dificulta el paso, pero poco a poco y con mucho cuidado logramos salvar el paso.

Respiramos tranquilos, pero más abajo nos encontramos con un segundo cortado. Esta vez sí que veo La Travesona, pero tenemos que salvar otra caída vertical. Buscamos por todos los lados y finalmente encontramos otro paso menos arriesgado que el anterior.


Finalmente, a las siete de la tarde alcanzamos La Travesona sanos y salvos. Es increíble ver por dónde hemos bajado, no nos lo podemos creer. Pero tenemos que darnos prisa porque el sol está a punto de ocultarse en el horizonte.


Ha sido una experiencia inolvidable; pocas veces he vivido sensaciones en la Montaña tan intensas como esta. He sentido el vacío, he sentido el instinto de supervivencia, son sensaciones difíciles de explicar. Son las aventuras que busco en la Montaña, las sensaciones que dan sentido a mi vida. Soy consciente del riesgo que corro, se que algún día puedo no encontrar la salida que hasta ahora he encontrado, pero la Montaña es así, es el precio que tienes que pagar.

sábado, 11 de noviembre de 2006

5ª Ascensión a Torre Bermeja (2.393 m.)

La Torre Bermeja es la peña situada más al sur del Macizo del Cornión (Occidental) de los Picos de Europa. Con sus 2.393 m. de altitud ofrece una espectacular visión de Torre Santa (2.596 m.), del Mar Cantábrico, de Asturias y de la Cordillera Cantábrica. Su ascensión desde Posada de Valdeón supone salvar un desnivel de 1.465 m. Pero el paso por la Canal de Pambuches, Collado Verde y Canal del Bufón recompensa y mucho el gran esfuerzo físico.

Es sábado, 11 de noviembre de 2006. Desde que he abierto el supermercado en Posada apenas he podido salir a disfrutar de la Montaña, de los Picos. Pero el verano a terminado y la temporada alta ha finalizado, de modo que hoy me he permitido tomarme el día libre para ascender a la Torre Bermeja. Han pasado cuatro años desde la última vez que la subí, y es la quinta vez, lo que la convierte en la cumbre de los Picos que más veces he visitado. Y voy a subir en solitario, como lo hize la primera vez, en aquel 12 de agosto de 1992... ¡Han pasado catorce años! Pero en esta ocasión tengo la intención de descender por el Sedo del Gato.

Salgo pronto con mi mochila a cuestas hacia Pantivalles. Allí me encuentro a Angel, de Posada, que está vigilando sus vacas, las está llamando para que acudan todas. Mientras subo por la morrena que baja del Horcado Pambuches, compruebo que Angel ya tiene a todas sus vacas a su alrededor.

Hace calor, el día de momento acompaña aunque se están formando algunas nubes. Pero estoy subiendo a buen ritmo; me estoy cronometrando, porque espero alcanzar la cumbre en menos de cinco horas. Mientras subo por las Lleras de Pambuches voy pensando en mis cosas, en mi supermercado, en mi nueva vida, en Clara... Y casi sin darme cuenta alcanzo el Collado Pambuches (1.885 m.). Aquí la parada es obligada; recuerdo que la primera vez que subí la Bermeja paré en este collado a dormir la siesta. Merece la pena asomarse y ver la caída hacia el Monte Piergua. Pero mi objetivo es examinar el terreno para dar con la bajada hacia el Sedo del Gato. Desde aquí no lo distingo muy bien pero creo haber encontrado el camino.


La ascensión por la Canal del Bufón es la parte que más me gusta de esta ruta, la razón por la que subo tantas veces la Bermeja. Y es que no subo por donde está marcada la ruta, prefiero subir pegado a El Bolo, donde hay que agarrarse con las manos y la subida es mucho más vertical, pero miras hacia atrás y ves la enorme pared del Bolo y Valdeón allí abajo, que merece la pena.


Casi sin parar supero la Canal del Bufón y ya con la cumbre a la vista hago una foto con el móvil y se la envío por MMS a Clara. Las nubes van en aumento y alguna de ellas choca con el Macizo, pero de momento no suponen un problema, aunque de cara al descenso por el sedo la visibilidad va a ser crucial.


Por fin alcanzo la cumbre en menos de cinco horas, justo a tiempo para comer y pasar un buen rato allí arriba. Estoy completamente solo, no hay nadie por la zona, pero me encuentro genial.
El piolet de la Bermeja indica 2.393 m. de altitud, pero parece ser que las últimas mediciones la situan exactamente a los 2.400 m.
Las vistas son inmejorables, mires por donde mires. La Torre Santa al norte impone por su magestuosidad, el Macizo Central con Torre Cerredo, Valdeón, Riaño, toda la Cordillera. De hecho, distingo al fondo en la lejanía el Macizo de Peña Ubiña.

Se están formando demasiadas nubes allí abajo, así que comienzo el descenso. En la Canal del Bufón, esta vez sí que bajo por el pedrero, ya que voy mucho más rápido. Pero al coger la bajada hacia el Sedo del Gato ya me encuentro con la niebla. Comienzo a bajar sin pensármelo mucho, pero comienzo a dudar. No hay ningún hito ni ninguna marca que indique el camino, y la niebla me impide distinguir dónde termina la roca y empieza el vacío. Así que en esta ocasión, la prudencia puede conmigo y subo de nuevo a Pambuches para bajar por el mismo sitio.

No conozco el Sedo del Gato, he oído hablar mucho de él pero todavía no he subido nunca por ahí. Se que es bastante peligroso, ha habido excursionistas que han perdido la vida por subir sin conocerlo. No me he querido arriesgar, hay niebla, estoy solo y no conozco el lugar con precisión. Ha sido una decisión acertada. Lo dejo para otra ocasión.

sábado, 20 de julio de 2002

Travesía por el Cornión (Macizo Occidental de los Picos de Europa)

La Torre Bermeja es la peña situada más al sur del Macizo del Cornión (Occidental) de los Picos de Europa. Con sus 2.393 m. de altitud ofrece una espectacular visión de Torre Santa (2.596 m.), del Mar Cantábrico, de Asturias y de la Cordillera Cantábrica. Su ascensión desde Posada de Valdeón supone salvar un desnivel de 1.465 m. Pero el paso por la Canal de Pambuches, Collado Verde y Canal del Bufón recompensa y mucho el gran esfuerzo físico.


Es la cuarta vez que realizo la ascensión a la Torre Bermeja y no será la última porque hoy por hoy es la ascensión más atractiva de las que conozco en los Picos de Europa. La subí por primera vez hace diez años, aquella ascensión en solitario el día 13 de agosto de 1992. Poco después volví a subirla acompañado de Carlos y Ricardo cuando planificamos una aproximación a Torre Santa. Y el 11 de julio de 1993 la subí por última vez durante aquella Travesía por el Macizo Occidental que hice junto a Alberto y Oscar.


En esta ocasión me acompañan Raúl y David (los hermanos de Carolina) y dos montañeros más que se han apuntado para la ocasión. Para David es la primera vez que va a realizar una ascensión, de hecho, es la primera vez que se mete en la Montaña, tan solo tiene 16 años de edad y esperamos que esta travesía suponga su iniciación en el mundo del alpinismo. 


Hemos madrugado tanto que salimos de León todavía de noche, todo para llegar lo más pronto posible al Valle de Valdeón. A las ocho de la mañana ya estábamos subiendo por Pantivalles hacia la Canal de Pambuches. 


El calor es abrasador, sospecho que por la tarde se formarán nubes de evolución y habrá tormenta, espero que no estropeen lo que tengo pensado para el descenso, ellos todavía no lo saben pero cuando estemos en la cumbre voy a proponerles que vayamos hasta Vega Huerta, todo dependerá del tiempo que haga y de cómo responda el joven David a la ascensión. 


Aquel collado que se ve allí arriba es el Collado Verde. Vamos a subir por la vía normal, por la Canal del Bufón. La trepada es perfecta para disfrutar, todos están respondiendo formidablemente, incluso David parece que está disfrutando, de momento no ha dicho ni "mu". 


La ascensión se ha dado muy bien, hemos subido todos como tiros y poco antes de las doce del mediodía ya estábamos todos pisando cumbre.


Una vez más vuelve a impresionarme la descomunal cara sur de la Torre Santa.


El tiempo acompaña, todavía tenemos muchas horas por delante y de fuerzas vamos todos sobraos, de modo que mi propuesta de seguir adelante con la travesía hacia Vega Huerta fue bien acogida por el resto del grupo.




Para descender hacia el Camino del Burro hay que bajar primero por un argayo bastante pronunciado y muy quebradizo. 

El resto del camino hasta Vega Huerta se hizo sin problemas, mucho calor eso sí, calor y sed, nos quedamos sin agua poco antes de llegar a Vega Huerta. Menos mal que todavía llegaba un hilillo de agua a la fuente y pudimos llenar con paciencia las cantimploras. Descansamos lo justo para bajar hacia la Pedriza Carbanal y enroscarnos en la Canal de Capozo.


Al final el tiempo se portó y bajamos por la Canal de Capozo si sobresaltos. Se hizo largo, muy largo, el pobre David estaba ya que no podía dar un paso más. Pasamos por la Cueva del Agua, La Farfada, Cordiñanes y llegamos a Posada. Ahora bien, esos tres kilómetros entre Cordiñanes y Posada se hicieron eternos...

domingo, 11 de julio de 1993

Travesía al Macizo Occidental de los Picos de Europa.

Cornión es una palabra de origen celta cuyo significado es "cuerno", refiriéndose quizás al aspecto que presenta Torre Santa cuando se la ve desde la lejanía. Por eso se conoce al Macizo Occidental de los Picos de Europa como "Los Picos de El Cornión". Es el más extenso de los tres macizos, pero sus cumbres no superan a las del Central. Aunque lo que sin duda caracteriza a este macizo son las vegas y las majadas que se distribuyen a lo largo de los grandes roquedos, enormes praderas aprisionadas entre las calizas donde sobrevive una actividad ganadera tradicional en pugna constante con los intereses conservacionistas del Parque Nacional.

El año pasado Alberto, Tato y yo cumplimos satisfechos la aventura de recorrer de un extremo al otro el Macizo Central de los Picos de Europa. Este año hemos planificado hacer lo propio con el Macizo Occidental, solo que en esta ocasión Tato no ha podido acompañarnos, en su lugar ha venido Oscar, un antiguo compañero del Instituto.

En un principio hemos planificado recorrer el Macizo en cuantro jornadas, partiendo desde Posada de Valdeón y terminando en la Vega de Ario, para lo cual subiríamos la Bermeja, recorreríamos el Camino del Burro hasta Vega Huerta, cruzaríamos a Vegarredonda, iríamos a los Lagos de Covadonga, de los lagos a Vega de Ario y bajaríamos a El Cares por la "rompepiernas", la temida Canal de Trea. Sin embargo hemos acordado una variante de última hora: Desde la Bermeja bajaremos a Vegabaño, cogeremos un autobus en Sajambre hasta Cangas de Onís, otro que nos lleve a los Lagos de Covadonga, y desde lo lagos subiremos a Ordiales por Vegarredonda, cruzaremos hacia la Vega de Ario y bajaremos por Trea hasta Caín.

Jornada 1: Posada de Valdeón - Soto de Sajambre (5 de julio de 1993).

Hemos llegado a Posada ayer a media tarde y hemos subido hasta Pantivalles para pasar en el chozo la primera de las noches. Esta vez no vamos a portear material de acampada, iremos más ligeros pero tendremos que dormir en chozos o en refugios. Mi hermana Laura, que está en Valdeón trabajando un año más en el Parque, ha decidido acompañarnos durante la primera jornada de nuestra travesía aprovechando que tiene el día libre.

El chozo de Pantivalles está medianamente acondicionado y hemos pasado muy bien la noche. Laura ha venido a nuestro encuentro a primera hora de la mañana y nos ha pillado desayunando. En cuanto recogimos nuestros enseres nos hemos puesto en marcha hacia Pambuches para subir a La Bermeja. Es la tercera vez que subo esta cumbre, pero la primera que lo hago porteando una mochila de más de 12 kg. No ha sido nada fácil subir con tanto peso y tanto calor por la Canal del Bufón; Laura, que iba ligera como una pluma, nos decía: "¡Vamos!", y nosotros tres marchábamos detrás paso a paso con la lengua fuera.

Alcanzamos la cumbre más o menos a la hora de comer, y allí permanecimos un buen rato disfrutando de las vistas y aprovechando para descansar.

Para descender hacia el Camino del Burro hubo que bajar por la brecha norte hacia Los Moledizos. El año pasado, cuando fui a Vega Huerta con Carlos y Ricardo pasé por aquí sin ningún problema; pero esta vez me quedé atascado en la mitad de la brecha, no se por qué, pero no encontraba dónde poner el pie con seguridad hasta que vino Alberto a echarme una mano. "Eso es porque estás enamorado", me dijo Laura.

Llegamos al Camino del Burro y bajamos por la Canal del Perro hasta El Frade, punto en el que nos despedimos de Laura; ella regresaría a Valdeón por la Vega de Llos y nosotros continuaremos hacia Vegabaño. Pero cuando descendíamos subió la niebla y perdimos el rastro de la senda, de modo que nos adentramos en el bosque sin tener ningún tipo de referencia, no se veía nada. Paramos al lado de un arroyo para cambiarnos de ropa puesto que estábamos empapados de humedad y sudor, y a Alberto le atacó una nube de mosquitos que le dejaron acribillado.

Seguimos avanzando por el bosque en medio de la niebla hasta que de pronto nos topamos con la estampa magestuosa de un gigantesco roble milenario: El Roblón. Estamos ya cerca del refugio de Vegabaño, pero seguimos bajando desorientados hasta que escuchamos los cencerros del ganado. Nos encontramos entonces con un ganadero quien nos indicó el camino para bajar hasta Soto de Sajambre.

Bajamos con él hasta el pueblo y nos presentó a los propietarios de un Albergue. En cuanto nos lo enseñaron no dudamos en quedarnos allí para pasar la noche: Lo teníamos entero para nosotros solos. Nos duchamos y después de sacar a Oscar de la ducha con la ayuda de un espaguetti (se había quedado atrapado dentro con la puerta trancada), salimos a cenar y a dar una vuelta por el pueblo. Antes de irnos a dormir nos volvimos a encontrar con el hombre que nos había ayudado a bajar y nos invitó a su casa a tomar un té. Fue muy amable, nos estuvo contando muchas historias de su pueblo y nos enseñó las zapatillas que fabrica de modo artesanal; no dudamos en comprarle un par de ellas cada uno.

Jornada 2: Soto de Sajambre - Vegarredonda (6 de julio de 1993).

Hemos tenido que madrugar mucho para llegar a tiempo a coger el bus que sale de Oseja de Sajambre hacia Cangas de Onís. Alberto ha dormido fatal por culpa de los mosquitos y se ha levantado con un humor de perros. Salimos de Soto cuando todavía no había salido el sol y recorrimos andando los tres kilómetros que nos separaban de Oseja disfrutando de un paisaje excepcional envuelto en el amanecer.

Llegamos a tiempo y recorrimos en el autobus el Desfiladero de los Bellos hasta Gangas de Onís. En Cangas hizimos espera al próximo autobús que subía a los Lagos haciendo un recorrido turístico por la ciudad; visitamos un mercadillo tradicional y aprovechamos para comprar un recuerdo para nuestras novias.

Tan pronto como el bus nos dejó en el Lago Enol emprendimos la ruta hacia Vegarredonda, a donde llegamos justo a tiempo para cenar y acostarnos.

Jornada 3: Vegarredonda - Vega de Ario (7 de julio de 1993).

Nos levantamos temprano y dejamos las mochilas en el refugio mientras nos acercamos al Mirador de Ordiales. El día ha amanecido totalmente despejado y por fin podré disfrutar del paisaje que se disfruta desde el famoso mirador (el año pasado cuando subimos el Cotalba apenas pudimos ver nada por culpa de la niebla).

Efectivamente es un paisaje sobrecogedor, se ve perfectamente el Tiatordos, la Cordal de Ponga, el Valle de Angón y Amieva. Alberto se asoma tanto al precipicio que al final me pone muy nervioso y le tengo que gritar para que deje de exponserse tanto.

De regreso a Vegarredonda recogimos las mochilas y bajamos de nuevo a los lagos para coger la ruta de la Vega de Ario. Estuvimos barajando la posibilidad de continuar por la travesía clásica del macizo, es decir, desde Vegarredonda subir al Collado de La Fragua, cruzar el Jou Santu y bajar Mesones por el Boquete. Pero yo ya había hecho parte de aquel recorrido y me inquietaba mucho más conocer la Canal de Trea. Así que finalmente nos decidimos por lo que estaba previsto. Llegamos al Lago Ercina justo para comer al lado de sus aguas.

Por la tarde partimos hacia la Vega de Ario por la ruta clásica, que se encuentra perfectamente señalizada con hitos y marcas amarillas. Hemos pasado por la Majada de las Bobias, El Llanguiellu y El Jitu, donde por fin avistamos en Macizo Central y nos paramos para hacernos las convenientes fotos que algún día le daremos a nuestras chicas.

El camino se ha hecho largo y monótono, pero al final hemos llegado relativamente pronto a la Vega de Ario. Entramos en el refugio y en cuanto conocimos al guarda lamentamos no haber traído la tienda de campaña: Nos sentimos como si estuviéramos cometiendo un "allanamiento de morada"; rápidamente nos echó de allí y nos dijo que "no se puede entrar hasta tal hora, no se puede tocar nada, no se puede comer dentro, no se pueden meter las mochilas, no se pueden meter las botas...", sin embargo su perro sí que podia pasearse tan tranquilo por todas las instalaciones del refugio. Nos entraron ganas de mandarlo a tomar por culo a él y a su puto refugio, pero estábamos demasiado cansados como para plantearnos otra alternativa.


Jornada 4: Vega de Ario - Posada de Valdeón (8 de julio de 1993).

Hemos tenido que desayunar fuera del refugio, nos ha hechado a la calle como si fuéramos perros, todo por no querer consumir nada de lo que ofrecían en su servicio. Al final hemos pagado la pernocta y nos hemos ido de allí jurando una y otra vez no volver a pisar este refugio nunca más.

En cuanto nos pusimos a buscar la entrada a la Canal de Trea vimos que teníamos el Jultayu a tiro de piedra, apenas teníamos que subir cuatrocientos metros de desnivel y no parecía una ascensión difícil, de modo que atraídos por las vistas que nos iba a ofrecer la montaña dejamos apartadas las mochilas y nos lanzamos a conquistar la cumbre.

Y mereció la pena el esfuerzo, vaya si lo mereció, menuda caída hacia Caín, impresionante, se ven los Sedos de Oliseda, se ve Caín abajo del todo encajonado entre las montañas, se ve Mesones, el Boquete del Jou Santu, los Puertos de Cuba, La Bermeja...
Solo tiene 1.940 m. de altitud, insignificantes si se comparan con la mayoría de las cumbres de los Picos de Europa, sin embargo El Jultayu ofrece unas vistas incomparables, con una caída directa sobre El Cares de más de 1.500 metros, es impresionante. Hemos dejado la correspondiente tarjeta de cumbres en el buzón y nos hemos hecho una foto cada uno.

Pues esos 1.500 metros de desnivel son los que tenemos que descender ahora por la Canal de Trea. Bajamos por una de las lomas del Jultayu hasta el Collado de las Cruces, punto desde donde se inicia el descenso hacia la vertiente del Cares. Desde arriba la canal es muy aérea e impresiona ver por dónde discurre la senda; la imagen de Torrecerredo es digna de una buena fotografía.

Después de bajar por una afilada arista en la que cada paso suponía desdender casi un metro, llegamos a un pequeño colladín en la entrada de un pequeño hoyo; según el mapa debe tratarse del Huerto de Rey. Seguimos bajando y bajando hasta que comenzamos a tropezar con las hayas. Bajo la sombra de una de ellas decidimos parar a descansar y a comer.

Poco después nos hemos encontrado un hito enorme y un pequeño cartel que nos indica un giro brusco hacia la izquierda, nos está diciendo que abandonemos la canal. Estamos en Cuarroble, nos habían advertido de este punto causante de numerosos accidentes, porque es muy fácil seguir bajando por la canal durante un largo trecho sin apercibir que va a terminar brúscamente en una caída directa sobre las aguas del Cares.

La senda está ya muy bien marcada y nos lleva directamente al Puente Bolín de la Ruta del Cares. En cuanto llegamos a Caín alzamos la vista sobre el Jultayu y nos dijimos: "Desde allí hemos bajado".

Con la llegada a Posada de Valdeón, que fue nuestro punto de partida, hemos dado por finalizada nuestra travesía por el Macizo Occidental.


jueves, 13 de agosto de 1992

Ascensión a la Torre Bermeja (2.393 m.).

La Torre Bermeja es la peña situada más al sur del Macizo del Cornión (Occidental) de los Picos de Europa. Con sus 2.393 m. de altitud ofrece una espectacular visión de Torre Santa (2.596 m.), del Mar Cantábrico, de Asturias y de la Cordillera Cantábrica. Su ascensión desde Posada de Valdeón supone salvar un desnivel de 1.465 m. Pero el paso por la Canal de Pambuches, Collado Verde y Canal del Bufón recompensa y mucho el gran esfuerzo físico.


Hace unos días observaba desde la cumbre de La Palanca la vía de ascensión a La Bermeja por la Canal de Pambuches pensando que ese sería mi próximo objetivo en los Picos de Europa, mi primera ascensión en el Macizo Occidental.

Mi hermana Laura ya está trabajando en el Parque y vive en Prada compartiendo casa con otros guardas, de modo que he ido a visitarla para quedarme unos días y explorar algunas de las rutas que ofrecen las peñas de Valdeón, con la mente puesta sobre todo en la Bermeja. Pero hay un inconveniente: Voy totalmente solo, y todo el mundo me desaconseja que realice una ascensión en solitario sin conocer la ruta. Carlos, uno de los guardas compañeros de Laura se ofrece para acompañarme al día siguiente, pero yo no quiero esperar. Prefiero afrontar este reto yo solo, mi primera ascensión en solitario.

Amanece un día soleado y totalmente despejado; en la mochila llevo prismáticos, cámara, mapa, brújula, un bocata y la cantimplora, nada más. Salgo a primera hora de la mañana y comienzo a subir desde el viejo molino de Posada por la senda que asciende hasta Pantivalles. Conozco el camino porque el año pasado ya habíamos subido hasta Pantivalles Laura, Carlos y yo cuando regresábamos de nuestro intento de ascensión al Pico Jario, en Sajambre.

A la altura del Hayedo de Pambuches hice mi primera parada para descansar y llenar la cantimplora en el abravadero, única fuente de agua de toda la ascensión.

En cuanto entré en la Canal de Pambuches la ruta se hizo mucho más dura, la pendiente es brutal y el terreno es muy inestable, y el calor aprieta con fuerza. La vía está marcada por numerosos hitos y no cabe posibilidad alguna de perderse. A mi derecha dejo el Horcado Pambuches y en lo alto ya se puede divisar el Collado. Allí me encontré con un grupo de excursionistas de uno de los campamentos del valle, un montón de chavales que se dirigían a la Bermeja con sus monitores. Eran tantos que dejé que siguieran subiendo y aproveché apara tirarme en el collado y disfrutar del paisaje durante un buen rato.



Media hora después me puse en pie y continué con la ascensión buscando la entrada por la Canal del Bufón. La llaman así porque al parecer por allí hay una profunda sima por donde circulan fuertes corrientes de aire que al salir emiten un sonido muy característico.

A partir de aquí ya hay que agarrarse con firmeza a la roca porque hay varios tramos que exigen una buena trepada. Pero allí me encontré otra vez con los chicos del campamento que estaban atascados. No hubo manera de que avanzaran y yo no podía pasar por encima de ellos, así que me desvié por otro lado y fui trepando a roca viva dejándolos a todos allí parados.




Subí a toda leche para evitar coincidir con ellos otra vez y sobre todo para que me permitieran disfrutar de la cumbre en solitario. Finalmente llegué a la cumbre a eso de las 14:30; no había nadie, tenía todo aquel paisaje para mí solo, saqué la cámara y los prismáticos y me puse a explorar el panorama. Es espectacular la visión de Torre Santa y de todo el Macizo Central, se pueden distinguir todas las cumbres, El Llambrión, Torre Cerredo... También se ven las principales cumbres de la Cordillera, Peña Prieta, Espiguete... y hacia el norte puede distinguirse la línea que marca el horizonte con el Mar Cantábrico.

Saqué mi bocata, me tiré en una roca para descansar un buen rato y poco antes de que llegaran los del campamento recogí mis cosas y me preparé para el descenso. Pero antes que ellos llegaron desde la Canal del Perro otros tres montañeros con los que estuve charlando un rato en la cumbre. Les dije que disfrutaran de la cumbre antes de la llegada del campamento porque en cuanto todos aquellos chavales llegaran no quedaría sitio ya para nadie. Antes de despedirnos se ofrecieron para hacerme una foto dejando así testigo de mi primera ascensión en solitario.