domingo, 26 de julio de 1992

Ascensión a la Torre de La Palanca (2.614 m.).

Sólo existen 10 cumbres en la Cordillera Cantábrica que superan los 2.600 metros de altitud, y las diez se concentran en el Macizo Central de los Picos de Europa:


1ª Torre Cerredo: 2.648 m. (León-Asturias).
2ª Torre del Llambrión: 2.624 m. (León).
3ª Tiro Tirso: 2.640 m. (León).
4ª Torre Sin Nombre: 2.638 m. (León-Asturias).
5ª Torre de Casiano de Prado: 2.622 m. (León).
6ª Torre de Las Llastrias: 2.621 m. (León).
7ª Torre Blanca: 2.617 m. (León-Asturias).
8ª Torre de La Palanca: 2.614 m. (León).
9ª Peña Vieja: 2.613 m. (Cantabria).
10ª Torre Bermeja: 2.606 m. (León-Asturias).

Del Macizo Occidental sólo Torre Santa roza los 2.600 m., pero no llega (2.598 m.). Fuera de los Picos de Europa las únicas cumbres que intentan alcanzar tales cotas son Peña Prieta en Cantabria (2.536 m.), Curavacas en Palencia (2.520 m.), El Pico Tres Provincias en León-Palencia-Cantabria (2.497 m.), El Espigüete en Palencia (2.450 m.) y Peña Ubiña en León (2.417 m.).

Hace tan solo unos días que estuve por aquí con Alberto y Tato realizando una travesía por el Macizo Central de los Picos de Europa; a punto estuvimos de subir a La Palanca, pero teníamos que llegar a Fuente De y no podíamos perder mucho tiempo con una ascensión que desconocíamos por completo.

Pero en esta ocasión Carlos, Ricardo, mi hermana Laura y yo estamos decididos a llegar a la 8ª cumbre de los Picos de Europa: La Torre de La Palanca. Y nada mejor para afrontar esta ascensión que pernoctar en el Refugio de Collado Jermoso.



Estando el refugio tan cerca es aconsejable dejar las mochilas abajo y subir lo más ligero posible puesto que no es necesario llevar ningún tipo de material para escalda. Para acometer la ascensión hay que subir hasta el Hoyo del Llambrión, donde suelen acumularse nieves perpetuas. Una vez en el hoyo hay que aproximarse a la Torre del Peñalba e iniciar una trepada vertiginosa agarrándose fuertemente a la roca y procurando evitar los pedreros. Al otro lado del hoyo se encuentra marcada con señales amarillas la vía de ascensión a la Torre del Llambrión.

Al cabo de unos 40 minutos de ascensión ya se distingue la cumbre de La Palanca, de modo que lo único que hay que hacer es trepar por donde mejor se pueda hasta llegar a la cumbre.


La cumbre de La Palanca es muy amplia y permite pasearse tranquilamente por todos sus rincones buscando las mejores tomas fotográficas, como por ejemplo la de Torre Cerredo. También puede distinguirse el Naranjo de Bulnes, o el Pico Tesorero en cuya cumbre estuve hace unos pocos días.

La cumbre del Llambrión está justo al lado, tan cerca que puede verse perfectamente el vértice geodésico.

Pero lo que más impresiona es sin duda la vista del Valle de Valdeón, estamos tan altos que parece que estuviéramos volando.

Le dije a Laura que me sacara una foto con Torre Cerredo al fondo, la más alta, la montaña que espero conquistar tarde o temprano.

El descenso es mucho más rápido y sencillo que la ascensión porque ya no es necesario evitar los pedreros, más bien todo lo contrario, podemos aprovecharnos de ellos y descender a gran velocidad deslizándose por las torrenteras de piedras.

sábado, 18 de julio de 1992

Ascensión al Pico Cotalba (2.026 m.).

Germán Quintana, que pertenecía a un grupo de alumnos y profesores del Colegio Loyola, realizaba una ruta a pie por los Picos de Europa entre los Lagos y Ordiales. Los indicios apuntaban a que en algún punto decidió pararse un rato a descansar. A los miembros de los equipos de rescate les llegaban informaciones contradictorias que complicaron aún más una de las búsquedas más largas que se han producido en Asturias; fue un despliegue sin precedentes.


Las principales hipótesis sobre lo que le ocurrió aquel día a Germán Quintana, del que nunca más se supo, se bifurcan en dos direcciones: Buenos conocedores de los Picos sospechan que el niño intentó alcanzar de nuevo a su grupo y se perdió tomando un camino equivocado hacia el peligroso barranco del río Junjumia, un despeñadero imposible, infranqueable y sin salida, ubicado en las inmediaciones del refugio de Vegarredonda y que, tras un descenso salvaje entre paredes verticales desemboca en el río Dobra, escenario ya de varias muertes. Otros expertos montañeros se inclinan por que el joven hubiera podido extraviarse en Ordiales y desaparecer por alguna de las simas. Se da la circunstancia de que hasta dos horas más tarde, sus compañeros no se dieron cuenta de que faltaba.



El
7 de Junio de 1987, durante el operativo de búsqueda y 51 días después de su desaparición, se produjo un accidente de helicóptero de la Policía Autónoma Vasca en la Vega de Enol donde perdieron la vida los siete integrantes: Los dos pilotos, los cuatro guías del grupo de salvamento y el responsable de la Protección Civil de Asturias.



Esta foto tomada desde la Vega de Enol, en los Lagos de Covadonga, muestra el Macizo Occidental de los Picos de Europa; la montaña que se ve más hacia la derecha es el Pico Cotalba (2.026 m.), nuestro objetivo. Pasaremos noche en el Refugio de Vegarredonda para salir temprano hacia el Mirador de Ordiales y realizar la ascensión del Pico Cotalba. Además de mi hermana Laura y Carlos De Vega, Ricardo se une para acompañarnos en la ascensión. Con todo el equipamiento necesario partimos temprano hacia Vegarredonda.


Esta ruta nos hace recordar en todo momento la extraña desaparición del niño que realizaba una excursión al Mirador de Ordiales con su colegio, hace ahora cinco años. Al principio pensábamos que era muy raro que alguien desapareciera así, sin dejar rastro, sobre todo teniendo en cuenta que peinaron la zona durante 51 días sin encontrar nada, pero a medida que alcazábamos mayor altitud y desaparecía la vegetación nos dimos cuenta que la roca estaba plagada de lapiaces y simas. Pudo meterse por alguna de aquellas simas para explorar o para resguardarse.

A media tarde llegamos al Refugio de Vegarredonda, situado a 1.460 m. de altitud. El refugio sirve de base para las ascensiones al Pico Cotalba, al Requexón, a la Torre de Santa María de Enol o a Torre Santa. Todavía se encuentra en pie el refugio original, un poco más arriba que el actual. Se trata de un refugio muy confortable, amplio y con servicios.

Al anochecer sacamos nuestra cena al exterior para disfrutar de las magníficas vistas del ocaso, momento que aproveché para lanzar esta foto con la cámara reflex de mi hermana. Estábamos rodeados de un espeso mar de nubes.

Al día siguiente partimos temprano hacia el Mirador de Ordiales. Dejamos las mochilas en el refugio, solo llevamos lo imprescindible para la ascensión, de modo que fuimos muy ligeros. Pero el tiempo no estaba acompañando, la niebla había subido durante la noche y no veíamos nada; sólo podíamos guiarnos a base de seguir la senda y los hitos.

El Mirador de Ordiales es un balcón que asoma directamente al Valle de Angón y desde sus 1.691m. de altitud ofrece unas magníficas vistas de toda la Cordal de Ponga. Pero este mirador es más conocido por estar aquí enterrado desde 1.949 Pedro Pidal, el Marqués de Villaviciosa, la primera persona que coronó el Naranjo de Bulnes junto a Gregorio Pérez "El Cainejo". Fue además el impulsor del actual Parque Nacional de la Montaña de Covadonga.

Lástima que en cuanto llegamos al Mirador no pudimos disfrutar de las vistas por estar todo cubierto por la niebla. Allí nos encontramos con un excursionista solitario muy extraño que se acercaba a nosotros amenazante y se pegaba a nuestra cara cada vez que hablábamos. Al principio asustaba pero pronto nos dimos cuenta que su actitud se debía a que estaba sordo y necesitaba acercarse mucho para poder escuchar. Al final resultó ser un buen conocedor de la zona y nos indicó la ruta que debíamos seguir para realizar la ascensión al Pico Cotalba.

La ascensión no resultó ser muy complicada, salvo por la niebla que de vez en cuando se metía de lleno y no nos permitía distiguir la cumbre. Finalmente llegamos más o menos a las 12 de la mañana y permanecimos en la cumbre una media hora esperando que las nubes nos dejaran disparar alguna foto. De vez en cuando chispeaba alguna gota de agua y Ricardo sacó su chubasquero amarillo; parecía el "Capitán Pescanoba".


miércoles, 15 de julio de 1992

Travesía Macizo Central de los Picos de Europa.

Los Picos de Europa constituyen una unidad montañosa que se desprende de la Cordillera Cantábrica hacia el norte acercándose a unos 20 kilómetros del Mar Cantábrico. Favorecido por la naturaleza de la roca calcárea y las abundantes precipitaciones se ha originado un importante Karst que ha dado lugar a la formación de numerosos hoyos ("Jous"), simas y profundas gargantas.

De los tres macizos que conforman la unidad montañosa es el Macizo Central, también conocido como el Macizo de los Urrieles, el más extenso y agreste, donde se encuentran las mayores altitudes y las simas más profundas.

Alberto, Tato y yo nos hemos planteado un reto para este año, al igual que hizimos el año pasado cuando fuimos a pedal desde León hasta los Picos de Europa. Nos hemos puesto delante del mapa del Macizo Central de los Picos de Europa y hemos trazado un recorrido para atravesarlo de sur a norte: Partiremos de Cordiñanes, subiremos a Collado Jermoso, cruzaremos la Vega de Liordes, bajaremos los Tornos de Liordes, subiremos el teleférico de Fuente De, ascenderemos el Pico Tesorero, cruzaremos los Horcados Rojos, cruzaremos el Jou sin Tierra, pasaremos por la Vega de Uriellu, tocaremos el Naranjo de Bulnes, y bajaremos hacia El Cares por Bulnes y Poncebos.

Nos llevamos la tienda de campaña y comida abundante para los cinco días a base de latas de conservas, embutido envuelto en una tela, pan, leche, galletas, leche condensada y alguna lata de Isostar.

Partimos el sábado 11 de julio desde Cordiñanes. Es la segunda vez que subo a Collado Jermoso y recuerdo la ruta perfectamente: La Rienda de Asotín, el Hayedo y la Vega de Asotín, la Canal Honda (y su atajo para evitarla por el Argayo Berón) y el Argayo Congosto. Recuerdo también a la Aguja Señora del Tío Toribio, perfectamente visible desde el Argayo Congosto.

Poco antes de entrar en el Argayo Congosto nos encontramos con una pareja de alemanes que andaban totalmente desorientados. No entendían ni "J" en castellano, de modo que nos comunicamos como pudimos con el inglés. No tenían ni idea de por dónde se subía al refugio, estaban a punto de meterse por un desvío hacia la Canal de Asotín que conducía directamente a un cortado sin salida. Les dijimos que nos acompañaran y treparon el Argayo Congosto detrás de nosotros. El tipo se parecía mogollón al actor Rutger Hauer, el de Blade Runner.

En esta ocasión no pernoctamos en el refugio, como nos llevamos la tienda de campaña con su material repartido entre las tres mochilas montamos campamento en las proximidades del refugio. En lo alto de la Torre Jermosa había decidido montar su tienda un obsesivo de la fotografía que perseguía una instantánea de un rebeco con Torre Santa al fondo. Se había traído a su hijo pequeño y le dijimos que aquel no era un buen lugar para montar la tienda porque durante la noche se levantaban vientos huracanados. No nos hizo caso. A las tres de la mañana le vimos desmontar su tienda y meterse en el refugio... hacía un viento endiablado.

Me cautivó la belleza de la Torre de Friero con su impresionante corredor norte. Al día siguiente partimos temprano rumbo a la Vega de Liordes por Las Colladinas. La imagen de la Torre Jermosa con Torre Santa al fondo es digna de las mejores postales de los Picos de Europa.

Llegamos a la Vega de Liordes más o menos a la hora de comer. Teníamos la vega entera para nosotros solos; el año pasado la habíamos visto desde el Collado Remoña y no nos imaginábamos que era tan grande. Sacamos nuestras viandas de las mochilas y nos pusimos a comer. Acto seguido nos entraron ganas de cagar y cada uno nos buscamos el mejor retrete rocoso disponible.

Echamos un último vistazo al Valle de Valdeón y a la Torre Santa y emprendimos el descenso por los vertiginosos Tornos de Liordes mientras escuchábamos en la radio portátil de Tato el desarrollo de la etapa del Tour de Francia.


Llegamos a Fuente De a última hora de la tarde y fuimos directamente al Camping para contratar una parcela para acampar esa noche. Después de lavarnos nos sentamos en una de las mesas del bar donde nos encontramos con Rutger Hauer y su chica. No sabíamos que habían hecho la misma ruta que nosotros, habían salido más temprano, por eso no coincidimos. Estuvimos charlando con ellos un buen rato poniendo en práctica nuestras dotes con el inglés.


El día siguiente amaneció con el cielo totalmente encampotado, pero pronto nos dimos cuenta que eran nubes bajas y el personal del teleférico nos confirmó que arriba estaba despejado. Fue un momento espectacular cuando la cabina del teleférico cruzo las nubes y aparecimos por encima del mar de nubes con un sol radiante.

Comenzamos a caminar en dirección a la Cabaña Verónica, que se la ve perfectamente a los pies del Pico Tesorero. Poco después de pasar por La Vueltona nos encontramos con que la senda estaba cubierta por un gran nevero. Cruzar un nevero en pleno verano fue toda una novedad para mí, nunca lo había experimentado.


Pero lo que más deseaba en aquel momento era llegar a Horcados Rojos para disfrutar de las vistas del Naranjo de Bulnes, con la Sierra de Cuera y el Mar Cantábrico de fondo. Antes pasamos por la Cabaña Verónica, una cabina en forma de iglú extraída de un portaaviones que sirve de refugio para 8 únicas plazas.


En el mirador de los Horcados Rojos estuvimos comiendo antes de enfrentarnos a la ascensión del Pico Tesorero, que con sus 2.570 m. de altitud se convierte en la primera de mis grandes ascensiones, nunca antes había estado en un punto geográfico tan elevado. Concurren en su cumbre los límites provinciales de León, Asturias y Cantabria; estábamos en "Tierra de Nadie". Saludamos de nuevo desde la cumbre a la Torre Santa.


También ha sido la primera vez que he experimentado la sensación de vacío cuando hemos bajado hacia el Jou de los Boches por el cable de acero que está amarrado a la roca. Un mal paso durante aquel descenso y no lo cuentas, y como te pille una tormenta mientras bajas agarrado al cable date por muerto, no sería la primera vez.

Mientras cruzamos el Jou de los Boches hacia el Jou sin Tierra paramos para deslizarnos con las esterillas por alguno de los neveros. Estábamos sedientos, hacía mucho calor, así que nos prometimos bebernos una botella de vino en el refugio del Naranjo de Bulnes.

En cuanto llegamos al refugio preguntamos por el guarda para reservar nuestra plaza. Nos dijeron: "Es aquél"... "Hola, ¿eres el guarda del refugio?" "Puede..." nos contesta. Debía tener una crisis de identidad, el muy gilipollas. En fin, nos asignó nuestra plaza y nos explicó las normas. Al menos nos permitió cenar dentro del refugio, nos sentamos en una de las mesas y sacamos nuestras viandas. Cuando vimos a los de al lado sacar su hornillo y calentarse unos espaguetis se nos cayó la baba... y nosotros ahí, con nuestro trozo de jamón, lomo y chorizo... "Tenemos que hacernos con un hornillo", meditamos.


El día siguiente continuamos nuestro camino en dirección hacia Pandébano, desde donde lanzamos las fotos con la estampa clásica del Naranjo de Bulnes. Nos llamó la atención un ganadero que intentaba meter a las vacas en los graneros, al parecer había una que se le estaba resistiendo y no paraba de gritar: "¡Aposenta, aposenta!"

De Pandébano bajamos hasta Bulnes, y de Bulnes a Poncebos por la Canal del Tejo. Llegamos reventados, pero nos quedaba por delante toda la Ruta del Cares. De vez en cuando paramos para meter los pies en las gélidas aguas del canal. Llegamos a Caín cuando comenzaba a caer la noche, pero estábamos tan cansados que no teníamos ganas de montar la tienda, así que nos metimos en el pórtico de la Iglesia y allí tiramos los sacos para dormir bajo la mirada atónita de los cainejos que pasaban por allí.


Ha sido una aventura memorable; regresamos a León con la sensación de que se nos ha hecho demasiado corta. No obstante, ya tenemos anotado que para el próximo año vamos a hacer la Travesía por el Macizo Occidental.