martes, 30 de septiembre de 1997

Parque Nacional de Garajonay (La Gomera)

La Laurisilva es uno de los ecosistemas forestales más singulares de La Tierra. Es un tipo de bosque formado por varias especies de árboles de hoja perenne cuya existencia está ligada a regiones costeras en latitudes subtropicales, a determinados niveles de altitud y donde se den elevados niveles de humedad ambiental y temperaturas suaves y constantes durante todo el año. En las islas atlánticas (Azores, Madeira y Canarias) se conservan los restos de estos bosques del Terciario como auténticos fósiles vivientes, y es en las cumbres centrales de la isla canaria de La Gomera donde la laurisilva alcanza su máxima expresión, un espacio natural que en 1981 fue protegido bajo la figura del Parque Nacional de Garajonay.

Al interés científico que supone el carácter relíctico de estos bosques hay que añadir su riqueza en especies vegetales endémicas, especies exclusivamente ligadas a estas formaciones. Aparte de los arbustos característicos, que en estas condiciones excepcionales adquieren un porte arbóreo, el parque presenta una importante variedad de especies de helechos, musgos y líquenes, muchas de ellas endémicas. Y eso es precisamente lo que yo quiero explorar, pero para eso necesito adentrarme en interior del parque y recorrer algunas de las zonas más inaccesibles.

Pero la visita de hoy no va por ahí, estoy de vacaciones con mi novia Marta, estamos pasando unos días en Tenerife y hoy nos hemos venido a pasar el día a la isla de La Gomera, de modo que estamos recorriendo la isla en plan turístico. Me hubiera gustado organizar una ruta para subir el Alto de Garajonay, el punto más elevado de la isla a 1.487 m. de altitud, hacer un recorrido por el interior del parque, y acercarme a los famosos acantilados de Los Órganos. Pero tan solo tenemos unas horas para regresar al puerto y no podemos extendernos demasiado en nuestra visita.

Lo primero que hemos hecho nada más llegar a San Sebastián de La Gomera ha sido desembarcar el coche y subir por la carretera hacia el Valle de Hermigua, pero varios miradores por el camino nos han entretenido y al final hemos llegado al valle a la hora de comer. Comimos cerca de Agulo y por la tarde visitamos el Centro de Visitantes del Parque Nacional, a un par de kilómetros de Agulo. Allí nos informaron de la red de senderos y rápidamente subimos por la carretera de Vallehermoso para adentrarnos por el interior del parque.

Llama la atención la ausencia total de cráteres volcánicos en toda la isla, de hecho, la isla de La Gomera es la única isla canaria en la que no se han producido erupciones volcánicas desde hace millones de años. Pero los procesos erosivos han originado en la isla importantes barrancos y vistosos elementos geológicos conocidos como Roques, testimonio de antiguas chimeneas volcánicas.

Solo nos dio tiempo a dar un paseo rápido por uno de los senderos señalizados por el parque, lo suficiente para descubrir la singularidad de esta vegetación, enormes arbustos con los troncos y las ramas tapizados de musgos y líquenes.

Antes de regresar a San Sebastián de La Gomera tuvimos tiempo de parar en los miradores desde los que pudimos distinguir los famosos Roques del parque, como el Roque de Agando, el Roque de La Zarcita o el Roque de Ojila.

No dio tiempo para más, ha sido una visita "relámpago". Nos quedamos con las ganas de visitar la isla con mayor detenimiento, pero para ello es necesario pasar al menos un par de noches en la isla, quizás en otra ocasión tengamos la oportunidad de regresar, esperemos que sí.








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