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viernes, 12 de junio de 2009

Travesía Dobres-Travesona-Pambuches.

Tras haber anticipado el final de la Travesía Transcantábrica antes de lo previsto me encuentro con que me sobran días de mis vacaciones, así que decido acompañar a mi hermano Luis con sus amigos a pasar unos días a los Picos de Europa.

Es viernes, 12 de junio. Estamos en Posada de Valdeón decidiendo la ruta. El grupo está formado por Luis, Álex, Esti, Dione, Cristina, Sara y Lola. La propuesta más aceptada es la de ascender a la Torre Bermeja partiendo desde Panderrueda para evitar al máximo el desnivel. Cruzaremos las Peñas de Dobres hasta llegar a la Vega de Llos, para subir por la Travesona hasta el Collado Verde, y desde allí ascender a la cumbre por la canal del Bufón. La propuesta es arriesgada, porque si bien evitamos unos 500 metros de desnivel, tenemos que caminar varios kilómetros más hasta llegar a la base de la Torre Bermeja. Pero el día es largo, el tiempo acompaña y ganas no nos faltan.




Nada más comenzar a subir hacia la Cerra del Centenal, los más jóvenes y atléticos del grupo, es decir, Alex y Dione, toman posiciones en cabeza. En aproximadamente 40 minutos llegamos al Collado de Dobres donde realizamos una primera parada para descansar y reponer fuerzas. Después, bajamos a los Puertos de Dobres y bordeando la Peña del Abedular alcanzamos el Collado de Jover a eso de las dos de la tarde. Allí paramos nuevamente para comer pero rápidamente comenzamos a subir por la Peña Parda hasta encontrar el camino de la Travesona.

De momento vamos a buen ritmo, pero intento acelerar la marcha porque comienzo a pensar que no llegaremos a las cuatro de la tarde al Collado Verde, hora límite para afrontar la subida por la Canal del Bufón.

A punto de dar con el paso hacia la Travesona, nos encontramos a una pareja que suben desde la Vega de Llos con la intención también de subir a La Bermeja. Me da la impresión de que andan un poco despistados así que les animo a que nos acompañen. Son José y Gema, vienen de Madrid para conocer de primera mano los Picos de Europa y son montañeros desde hace mucho tiempo, aunque reconocen tener más práctica sobre terrenos más pirenaicos. Suyas son las fotografías de esta crónica.




Tan pronto como comenzamos a caminar por la resvaladiza ladera de la Travesona, nos topamos con abundantes neveros. No hay rastro de la vereda, hay mucha nieve acumulada y el terreno está muy inestable. Atravesar los neveros nos complica el camino y nos hace perder mucho tiempo, y todavía queda el paso más complicado, el sedo que abre camino al Collado Verde: Está opupado por un enorme nevero muy inclinado; por suerte Jose propone salvarlo por la rimaya, sin duda la opción menos arriesgada (por no decir la única).


Superado ese momento de tensión y todos los anteriores, por fin tenemos "vía libre" hacia el Collado Verde. Sara, Lola y Cristina dicen que ya han tenido suficiente y descartan la posibilidad de subir a La Bermeja. Yo mientras tanto, sigo grabando las escenas con la videocámara.



Cuando por fin alcanzamos el Collado Verde nos encontramos con tal cantidad de nieve que las posibilidades de alcanzar nuestro objetivo se desvanecen aun más.




Hacemos una pequeña parada para disfrutar del paisaje, momento que aprovechamos para debatir la posibilidad de subir.



Pero lo cierto es que hay mucha nieve, arriba habrá más aun, nadie lleva crampones, es tarde, y nos hemos dejado todas las energías en sortear los neveros de la Travesona. Así que la decisión más acertada será descender directamente hacia Pambuches.



Ya con más calma, descendemos lentamente por el argayo de Pambuches hacia Pantivalles. En la fuente de Piergua recuperamos agua y descansamos. Jose y Gema están encantados de habernos encontrado y reconocen haber pasado una jornada inolvidable.


Para rematar la jornada, cenamos todos juntos en el Albergue de Santa Marina de Valdeón en un ambiente distendido y relajado en el que recordamos los momentos más espectaculares de la ruta.

jueves, 6 de diciembre de 2007

2ª Ascensión al Pico Jario (1.913 m.)

Se acerca el final de mi estancia en Posada de Valdeón, y mientras organizo los detalles del traspaso del supermercado a Pedro y Diana y con la mente puesta en la primera entrevista con Telefónica que tendrá lugar en Madrid el próximo martes 11 de diciembre, llega el puente de la Constitución y se viene Clara acompañada de Toñi y Ana.

Después de ofrecer diversas alternativas, finalmente decidimos realizar la ascensión al Pico Jario (1.913m.) desde Panderrueda para descender por Vegabaño hacia Soto de Sajambre. Allí llamaremos al taxi de Emiliano para que venga a recogernos y nos lleve de regreso a Panderrueda.

Es diciembre y ya han caído las primeras nieves, pero han sido tan escasas que apenas se han acumulado. Ha amanecido despejado y salimos pronto con el Trepas hacia el Puerto de Panderrueda.

No llevo la cámara de fotos, pero Ana no deja de desaprovechar la mínima oportunidad para lanzar una buena foto. Todas las fotos de esta crónica son suyas; aquí estamos en el Mirador de Piedrashitas.

Después de subir al Collado Viejo (1.638 m.) y la Peña del Centenal (1.768 m.), cresteamos por la senda las Peñas de Dobres y llegamos al Collado de Dobres para realizar el primer descanso.

Subiendo por las Colladinas de Samaya poco a poco vamos ganando altura mientras gozamos de las vistas del paisaje y la caída cada vez mayor hacia Sajambre.
Engañando un poquito a Toñi, que se resiste a seguir subiendo, alcanzamos la cima del Pico Jario a eso de las tres de la tarde. Desde aquí me viene a la memoria la primera vez que subí al Jario, desde Vegabaño, acompañado de mi hermana Laura y con Carlos de Vega bajo una lluvia incesante el 3 de noviembre de 1991 (hace casi 16 años).

Descendemos hacia Vegabaño pasando por el chozo de Llareya, justo antes de adentrarnos en pleno bosque. Allí paramos a comer y a recargarnos con la energía de los "señores" del bosque...

Desde Vegabaño pudimos contemplar toda la bajada desde el Pico Jario. Pero comienza a refrescar y no nos entretenemos demasiado, tan solo para visitar el refugio y saludar a los Asturcones que pastan por la vega.

Llegando a Soto de Sajambre nos detenemos para descansar bajo los últimos rayos del sol.


Ya en Soto, nos tomamos un café mientras esperamos la llegada de Emiliano con su taxi. En este momento, también me viene a la memoria aquella vez en julio de 1993 cuando Alberto, Oscar y yo hicimos una travesía por el Macizo Occidental y pasamos noche aquí después de subir la Bemeja. Recuerdo que nos perdimos con la niebla bajando por el bosque de Vegabaño hasta que un vecino de Soto nos acompañó y nos invitó a su casa.

Aquel paisano es hoy un anciano y me lo encontré hace poco en Oseja, Eusebio se acercó a charlar con él y yo lo reconocí. En cuanto le conté la historia de aquelos tres muchachos perdidos en Vegabaño, a los que bajó a Soto, invitó a su casa y les vendió unas zapatillas de lana de oveja, se acordó inmediatamente.