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domingo, 1 de julio de 2001

2ª Ascensión a la Torre de La Palanca (2.614 m.)

La Torre de La Palanca (2.614 m.) es una de las cumbres más elevadas de los Picos de Europa, ascensión obligada si se pernocta en el refugio de Collado Jermoso (2.042 m.). Ofrece impresionantes vistas de todo el Macizo Central, del Naranjo de Bulnes, del Macizo Occidental y del mar Cantábrico. Su ascensión no entraña ninguna dificultad salvo alguna trepada expuesta tras la Torre del Peñalba.


Sábado, 30 de junio de 2001. He organizado para el grupo de amigos de Carolina una ascensión a la Torre de La Palanca (2.614 m.) con noche en Collado Jermoso. A pesar de haber estado ya en muchas ocasiones en Collado Jermoso, tan solo será la segunda vez que subo a la cumbre de La Palanca nueve años después de haberla coronado por primera vez. Quizás allí decidamos subir el Llambrión, pero en principio prefiero ir por lo seguro y ya conocido.

Partimos de León repartidos en dos coches, pero justo a la salida de la ciudad los que iban detrás de mi no se percataron de que tuve que frenar en un semáforo y golpearon su conche contra el mío. A mi Citroën Xsara no le pasó nada, pero al coche de ellos se le rompió el radiador.

Con en susto todavía en el cuerpo la mayor parte de ellos decidieron suspender la ruta; yo me ofrecí para llevar a los que entraran en mi coche pero al final sólo Julio y Laura se apuntaron. Carol y el resto optaron por quedarse el fin de semana en León. Laura es prima de Fernando, el novio de Carolina, y a Julio no le conocía, así que aprovechamos el viaje para charlar largo y tendido para conocernos mejor. Laura estuvo en la aventura del Cares y también había venido a la Cueva del Agua y a Pambuches, y Julio es aficionado a la escalada, recientemente había conocido al grupo de Carolina y se había apuntado a esta ascensión.

Cuando llegamos al Puerto de Pandetrave dejamos el coche, agarramos las mochilas y nos pusimos a caminar por la pista hasta el Caben de Remoña. Parece que el tiempo va a ser bueno, aunque se ven algunas nubes bajas.


Hoy estreno nueva cámara digital, una Minolta Dimage 2330. Tiene más resolución que la anterior y las fotos por fin pueden verse en el ordenador con bastante más nitidez. 


Hace tiempo que dejé de subir la Canal de Pedabejo por el pedrero; se sube mucho mejor por el sedo. Un inmenso mar de nubes cubre todo el valle del Liébana y parte de Valdeón, pero pronto nos plantamos en el Collado Remoña dejando atrás la niebla y allí les enseñé a Julio y Laura las vistas del Llambrión, Collado Jermoso y la Vega de Liordes.

La niebla intenta subir por la Canal de Pedabejo pero no logra sobrepasar del Collado Remoña.

Abajo nos espera la inmensa pradería de la Vega de Liordes, la mayor vega de los Picos de Europa.


Aprovechamos el paso por la Vega de Liordes para descansar y comer un poco. Hacia abajo por la Canal de Asotín asoman las nubes desde el Valle de Valdeón.
Al llegar a Las Colladinas nos encontramos con los omnipresentes rebecos. Siempre que he pasado por aquí me los he encontrado, y en esta ocasión los veo algo más confiados que otras veces, ocasión que aprovecho para ver si logro una buena instantánea mientras Julio y Laura continuan subiendo.

Al llegar a lo más alto de Las Colladinas nos hacemos una foto con la Torre de Friero al fondo.

Llegamos al refugio de Collado Jermoso a eso de las seis de la tarde. Después de asearnos en la fuente con las gélidas aguas que vienen del nevero del Llambrión, dejamos las mochilas en el refugio y nos fuimos a recorrer las inmediaciones del Collado Jermoso. El mar de nubes es impresionante de modo que nos sentamos tranquilamente en lo alto de la Torre Jermosa a contemplar el panorama.

Justo en frente tenemos la mejor vista posible de Torre Santa. Es una ocasión única para fotografiar la puesta de sol detrás de su impresionante mole y con ese manto blanco a los pies...


A pesar de tener el refugio al lado la temperatura es tan agradable que decidimos tirar los sacos al suelo y hacer vivac durante toda la noche. Después de cenar nos tumbamos a contemplar las estrellas, se veían con tanta nitidez que no perdimos detalle a lo largo de la Vía Láctea. Mientras Julio y Laura se daban sus primeros arrumacos, yo intentaba recordar las veces que he subido a Collado Jermoso y las noches que pasé aquí con Alberto, Tato, con Laura y Carlos de Vega, con Carolina y Carmen, con Marta...

A la mañana siguiente, con los primeros rayos de sol sobre las naranjas paredes del Llambrión, desayunamos y nos preparamos para la ascensión.

Hacia abajo han desaparecido las nubes que ayer cubrían todo el Valle de Valdeón y se puede contemplar el macizo de la Bermeja con la Canal de Pambuches entera.

Alcanzamos la cumbre de La Palanca después de una hora de ascensión desde Collado Jermoso. Julio nos demostró su gran habilidad en la escalada trepando por la Torre del Peñalba. Ya desde la cima, nos pusimos a identificar los Picos y lancé las panorámicas con mi recién estrenada cámara digital.


El Cantábrico está cubierto de nubes, pero se ven todos los picos sin excepción: El Naranjo, los Cuetos Albos, el Neverón de Urriellu, Peña Vieja, Tesorero...

La Torre de Friero no parece tan impresinante desde aquí, claro que sobrepasamos en unos doscientos metros su cota más alta. No obstante nos permite ver con todo detalle su impresionante corredor norte de arriba a abajo.


Y hacia el norte mi próximo objetivo, la montaña más deseada, la cumbre de los Picos, Torre Cerredo...



domingo, 26 de julio de 1992

Ascensión a la Torre de La Palanca (2.614 m.).

Sólo existen 10 cumbres en la Cordillera Cantábrica que superan los 2.600 metros de altitud, y las diez se concentran en el Macizo Central de los Picos de Europa:


1ª Torre Cerredo: 2.648 m. (León-Asturias).
2ª Torre del Llambrión: 2.624 m. (León).
3ª Tiro Tirso: 2.640 m. (León).
4ª Torre Sin Nombre: 2.638 m. (León-Asturias).
5ª Torre de Casiano de Prado: 2.622 m. (León).
6ª Torre de Las Llastrias: 2.621 m. (León).
7ª Torre Blanca: 2.617 m. (León-Asturias).
8ª Torre de La Palanca: 2.614 m. (León).
9ª Peña Vieja: 2.613 m. (Cantabria).
10ª Torre Bermeja: 2.606 m. (León-Asturias).

Del Macizo Occidental sólo Torre Santa roza los 2.600 m., pero no llega (2.598 m.). Fuera de los Picos de Europa las únicas cumbres que intentan alcanzar tales cotas son Peña Prieta en Cantabria (2.536 m.), Curavacas en Palencia (2.520 m.), El Pico Tres Provincias en León-Palencia-Cantabria (2.497 m.), El Espigüete en Palencia (2.450 m.) y Peña Ubiña en León (2.417 m.).

Hace tan solo unos días que estuve por aquí con Alberto y Tato realizando una travesía por el Macizo Central de los Picos de Europa; a punto estuvimos de subir a La Palanca, pero teníamos que llegar a Fuente De y no podíamos perder mucho tiempo con una ascensión que desconocíamos por completo.

Pero en esta ocasión Carlos, Ricardo, mi hermana Laura y yo estamos decididos a llegar a la 8ª cumbre de los Picos de Europa: La Torre de La Palanca. Y nada mejor para afrontar esta ascensión que pernoctar en el Refugio de Collado Jermoso.



Estando el refugio tan cerca es aconsejable dejar las mochilas abajo y subir lo más ligero posible puesto que no es necesario llevar ningún tipo de material para escalda. Para acometer la ascensión hay que subir hasta el Hoyo del Llambrión, donde suelen acumularse nieves perpetuas. Una vez en el hoyo hay que aproximarse a la Torre del Peñalba e iniciar una trepada vertiginosa agarrándose fuertemente a la roca y procurando evitar los pedreros. Al otro lado del hoyo se encuentra marcada con señales amarillas la vía de ascensión a la Torre del Llambrión.

Al cabo de unos 40 minutos de ascensión ya se distingue la cumbre de La Palanca, de modo que lo único que hay que hacer es trepar por donde mejor se pueda hasta llegar a la cumbre.


La cumbre de La Palanca es muy amplia y permite pasearse tranquilamente por todos sus rincones buscando las mejores tomas fotográficas, como por ejemplo la de Torre Cerredo. También puede distinguirse el Naranjo de Bulnes, o el Pico Tesorero en cuya cumbre estuve hace unos pocos días.

La cumbre del Llambrión está justo al lado, tan cerca que puede verse perfectamente el vértice geodésico.

Pero lo que más impresiona es sin duda la vista del Valle de Valdeón, estamos tan altos que parece que estuviéramos volando.

Le dije a Laura que me sacara una foto con Torre Cerredo al fondo, la más alta, la montaña que espero conquistar tarde o temprano.

El descenso es mucho más rápido y sencillo que la ascensión porque ya no es necesario evitar los pedreros, más bien todo lo contrario, podemos aprovecharnos de ellos y descender a gran velocidad deslizándose por las torrenteras de piedras.