sábado, 18 de julio de 1992

Ascensión al Pico Cotalba (2.026 m.).

Germán Quintana, que pertenecía a un grupo de alumnos y profesores del Colegio Loyola, realizaba una ruta a pie por los Picos de Europa entre los Lagos y Ordiales. Los indicios apuntaban a que en algún punto decidió pararse un rato a descansar. A los miembros de los equipos de rescate les llegaban informaciones contradictorias que complicaron aún más una de las búsquedas más largas que se han producido en Asturias; fue un despliegue sin precedentes.


Las principales hipótesis sobre lo que le ocurrió aquel día a Germán Quintana, del que nunca más se supo, se bifurcan en dos direcciones: Buenos conocedores de los Picos sospechan que el niño intentó alcanzar de nuevo a su grupo y se perdió tomando un camino equivocado hacia el peligroso barranco del río Junjumia, un despeñadero imposible, infranqueable y sin salida, ubicado en las inmediaciones del refugio de Vegarredonda y que, tras un descenso salvaje entre paredes verticales desemboca en el río Dobra, escenario ya de varias muertes. Otros expertos montañeros se inclinan por que el joven hubiera podido extraviarse en Ordiales y desaparecer por alguna de las simas. Se da la circunstancia de que hasta dos horas más tarde, sus compañeros no se dieron cuenta de que faltaba.



El
7 de Junio de 1987, durante el operativo de búsqueda y 51 días después de su desaparición, se produjo un accidente de helicóptero de la Policía Autónoma Vasca en la Vega de Enol donde perdieron la vida los siete integrantes: Los dos pilotos, los cuatro guías del grupo de salvamento y el responsable de la Protección Civil de Asturias.



Esta foto tomada desde la Vega de Enol, en los Lagos de Covadonga, muestra el Macizo Occidental de los Picos de Europa; la montaña que se ve más hacia la derecha es el Pico Cotalba (2.026 m.), nuestro objetivo. Pasaremos noche en el Refugio de Vegarredonda para salir temprano hacia el Mirador de Ordiales y realizar la ascensión del Pico Cotalba. Además de mi hermana Laura y Carlos De Vega, Ricardo se une para acompañarnos en la ascensión. Con todo el equipamiento necesario partimos temprano hacia Vegarredonda.


Esta ruta nos hace recordar en todo momento la extraña desaparición del niño que realizaba una excursión al Mirador de Ordiales con su colegio, hace ahora cinco años. Al principio pensábamos que era muy raro que alguien desapareciera así, sin dejar rastro, sobre todo teniendo en cuenta que peinaron la zona durante 51 días sin encontrar nada, pero a medida que alcazábamos mayor altitud y desaparecía la vegetación nos dimos cuenta que la roca estaba plagada de lapiaces y simas. Pudo meterse por alguna de aquellas simas para explorar o para resguardarse.

A media tarde llegamos al Refugio de Vegarredonda, situado a 1.460 m. de altitud. El refugio sirve de base para las ascensiones al Pico Cotalba, al Requexón, a la Torre de Santa María de Enol o a Torre Santa. Todavía se encuentra en pie el refugio original, un poco más arriba que el actual. Se trata de un refugio muy confortable, amplio y con servicios.

Al anochecer sacamos nuestra cena al exterior para disfrutar de las magníficas vistas del ocaso, momento que aproveché para lanzar esta foto con la cámara reflex de mi hermana. Estábamos rodeados de un espeso mar de nubes.

Al día siguiente partimos temprano hacia el Mirador de Ordiales. Dejamos las mochilas en el refugio, solo llevamos lo imprescindible para la ascensión, de modo que fuimos muy ligeros. Pero el tiempo no estaba acompañando, la niebla había subido durante la noche y no veíamos nada; sólo podíamos guiarnos a base de seguir la senda y los hitos.

El Mirador de Ordiales es un balcón que asoma directamente al Valle de Angón y desde sus 1.691m. de altitud ofrece unas magníficas vistas de toda la Cordal de Ponga. Pero este mirador es más conocido por estar aquí enterrado desde 1.949 Pedro Pidal, el Marqués de Villaviciosa, la primera persona que coronó el Naranjo de Bulnes junto a Gregorio Pérez "El Cainejo". Fue además el impulsor del actual Parque Nacional de la Montaña de Covadonga.

Lástima que en cuanto llegamos al Mirador no pudimos disfrutar de las vistas por estar todo cubierto por la niebla. Allí nos encontramos con un excursionista solitario muy extraño que se acercaba a nosotros amenazante y se pegaba a nuestra cara cada vez que hablábamos. Al principio asustaba pero pronto nos dimos cuenta que su actitud se debía a que estaba sordo y necesitaba acercarse mucho para poder escuchar. Al final resultó ser un buen conocedor de la zona y nos indicó la ruta que debíamos seguir para realizar la ascensión al Pico Cotalba.

La ascensión no resultó ser muy complicada, salvo por la niebla que de vez en cuando se metía de lleno y no nos permitía distiguir la cumbre. Finalmente llegamos más o menos a las 12 de la mañana y permanecimos en la cumbre una media hora esperando que las nubes nos dejaran disparar alguna foto. De vez en cuando chispeaba alguna gota de agua y Ricardo sacó su chubasquero amarillo; parecía el "Capitán Pescanoba".


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