sábado, 24 de septiembre de 1994

Ascensión al Pico Bodón (1.957 m.).

Al norte de León, en tierras donde antaño vivieron los astures, al final de las Hoces del Río Curueño se alza magestuoso El Bodón (1.957 m.), una de las montañas más altas del Alto Curueño.

"En la comarca de Los Argüellos, los pueblos más norteños, los más puros, esos pueblos donde el aire se mezcla con la serranía, donde el pasto es el sustento y el pastor el amo. La Braña, La Dama de Arintero, Las Tolibias, nombres con solera, pueblos donde la historia se funde con la leyenda".



Mi amigo Alberto escribió estas palabras para referirse a la Ruta de las Tolibias que estamos diseñando como uno de los Itinerarios Didácticos que formarán parte de nuestro proyecto de Educación Ambiental subvencionado por la Junta de Castilla y León. Se trata de un circuito circular que recorre las dos Tolibias (Tolibia de Abajo y Tolibia de Arriba), Arintero y La Braña para llegar de nuevo al Curueño por el Puente del Villarín.

Desde Tolibia la silueta del Bodón es imponente, un macizo calizo que se parece mucho a cualquiera de los Picos de Europa. Cuando lo vi por primera vez desde Tolibia me dije a mí mismo que no tardaría mucho en subirlo.

Y así ha sido, he llamado a mi amigo Raúl que ya ha subido conmigo a Peña Ubiña y al Susarón, y le he convencido para que me acompañe al Bodón. Hemos dejado el Fura en el pueblo de Valverde para subir el Bodón por la vertiente sur a través del Collado de Valverde, muy accesible desde el pueblo. No hay senda ni hitos ni ninguna señal que indique el camino, nos guiamos exclusivamente de las referencias visuales caminando por donde podamos. Hay mucho pedrero que tenemos que evitar porque la roca está muy suelta y el paso es muy inestable.

En cuanto llegamos al Collado de Valverde ya se divisa la panorámica de la vertiente norte desde donde se ve todo el valle del Alto Curueño con su capital Lugueros.



Desde el collado la subida al Bodón es ya muy sencilla, no hay más que seguir subiendo por la crestería. La cumbre es visible en todo momento.

Divisamos una gran cueva en la vertiente norte que no dudaremos en visitar en cuanto bajemos de la cumbre, parece que una senda conduce hasta ella. Pero antes vamos a coronar la cumbre, esa última trepada promete ser interesante.

Finalmente hemos alcanzado la cumbre después de dos horas escasas de ascensión. A la Ubiña y al Susarón no llevamos cámara, pero en esta ocasión no se nos ha olvidado y podemos dejar constancia con estas dos instantáneas.



Pero las nubes que se están acumulando sobre nuestras cabezas no nos gustan nada, no estamos en el lugar más apropiado para que nos caiga una tormenta de verano, así que emprendemos el descenso antes de que sea demasiado tarde.