jueves, 6 de agosto de 2009

Ascensión al Peñón de Ifach (332 m.).

Las Cordilleras Béticas constituyen el sistema montañoso más importante del relieve de la Península Ibérica. Se extienden a lo largo de más de 600 km desde el Estrecho de Gibraltar hasta el Cabo de la Nao continuando incluso por debajo del nivel del mar hasta reaparecer en las Islas Baleares. En la provincia de Alicante el sistema está formado por pequeñas sierras como es el caso de la Sierra de Bernia, a la que pertenece el singular Peñón de Ifach.

Es curioso, pero El Peñón de Ifach perteneció a varios particulares hasta que en 1987 lo adquirió definitivamente la Comunidad Valenciana para declararlo Parque Natural. Fue uno de sus propietarios quien en 1918 puso fin a las arriesgadas escaladas perforando un túnel en su pared noroeste que facilita considerablemente su ascensión.

Hoy es el último día de unas mini-vacaciones con Clara por la costa de Benidorm, y en cuanto hemos llegado a Calpe no he podido evitar la tentación de subir a lo más alto del peñón que tantos recuerdos me trae de mi infancia cuando mi padre nos traía de vacaciones a toda la familia a Benidorm. Es una impresionante mole calcárea que se alza de manera abrupta sobre el mar hasta los 332 m. de altitud. A Clara le da mucha pereza, sobre todo pensando en el calor que vamos a pasar, pero finalmente la convencí y nos lanzamos a subirlo.

Para nuestra sorpresa la ruta de ascensión está perfectamente señalizada y acondicionada, además hay un montón de excursionistas de todo tipo, y los hay que se aventuran a subir con chanclas!!! Una gran imprudencia porque aunque parece una ruta bastante segura no deja de ser una ascensión con cierto nivel de riesgo, hay tramos donde más vale estar bien habituado a las sensaciones de vértigo, y un traspiés ahí puede acabar fatal.

El peñón atesora en sus faldas importantes asentamientos humanos datados entre los siglos III y V a.C. Un proyecto de investigación dirigido por el Museo Arqueológico de Alicante estudia el yacimiento que ha sido declarado Bien de Interés Cultural.

El túnel que da paso a la otra vertiente del peñón es corto, de unos cuarenta metros, y fue construído en 1918 por uno de los propietarios que ha tenido el peñón.

El calor es sofocante pero no se trata de una gran ascensión, en poco más de una hora llegaremos a la cumbre. Lo mejor de todo son las impresionantes vistas.

A la una de la tarde, después de hora y media de ascensión, hizimos cumbre en lo más alto del peñón. Las vistas son reconfortantes, con ambas playas de Calpe a los lados, el puerto marítimo justo debajo, las marismas, y al fondo el Cabo de la Nao.

El esfuerzo ha merecido la pena, parece que estamos volando sobre Calpe.

Por la tarde, después del descenso, comimos y descansamos en la playa. Mientras Clara se daba una vuelta por el pueblo yo decidí alquilar una piragua para ir remando hasta llegar a las paredes escarpadas del peñón. Allí pude comprobar la importancia de aquellas paredes tan deseadas por los escaladores (hay un montón de vías equipadas) y las grandes profundidades visitadas a su vez por los aficionados al submarinismo. Sería muy interesante volver por aquí y explorar estas profundidades.

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