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jueves, 6 de diciembre de 2007

2ª Ascensión al Pico Jario (1.913 m.)

Se acerca el final de mi estancia en Posada de Valdeón, y mientras organizo los detalles del traspaso del supermercado a Pedro y Diana y con la mente puesta en la primera entrevista con Telefónica que tendrá lugar en Madrid el próximo martes 11 de diciembre, llega el puente de la Constitución y se viene Clara acompañada de Toñi y Ana.

Después de ofrecer diversas alternativas, finalmente decidimos realizar la ascensión al Pico Jario (1.913m.) desde Panderrueda para descender por Vegabaño hacia Soto de Sajambre. Allí llamaremos al taxi de Emiliano para que venga a recogernos y nos lleve de regreso a Panderrueda.

Es diciembre y ya han caído las primeras nieves, pero han sido tan escasas que apenas se han acumulado. Ha amanecido despejado y salimos pronto con el Trepas hacia el Puerto de Panderrueda.

No llevo la cámara de fotos, pero Ana no deja de desaprovechar la mínima oportunidad para lanzar una buena foto. Todas las fotos de esta crónica son suyas; aquí estamos en el Mirador de Piedrashitas.

Después de subir al Collado Viejo (1.638 m.) y la Peña del Centenal (1.768 m.), cresteamos por la senda las Peñas de Dobres y llegamos al Collado de Dobres para realizar el primer descanso.

Subiendo por las Colladinas de Samaya poco a poco vamos ganando altura mientras gozamos de las vistas del paisaje y la caída cada vez mayor hacia Sajambre.
Engañando un poquito a Toñi, que se resiste a seguir subiendo, alcanzamos la cima del Pico Jario a eso de las tres de la tarde. Desde aquí me viene a la memoria la primera vez que subí al Jario, desde Vegabaño, acompañado de mi hermana Laura y con Carlos de Vega bajo una lluvia incesante el 3 de noviembre de 1991 (hace casi 16 años).

Descendemos hacia Vegabaño pasando por el chozo de Llareya, justo antes de adentrarnos en pleno bosque. Allí paramos a comer y a recargarnos con la energía de los "señores" del bosque...

Desde Vegabaño pudimos contemplar toda la bajada desde el Pico Jario. Pero comienza a refrescar y no nos entretenemos demasiado, tan solo para visitar el refugio y saludar a los Asturcones que pastan por la vega.

Llegando a Soto de Sajambre nos detenemos para descansar bajo los últimos rayos del sol.


Ya en Soto, nos tomamos un café mientras esperamos la llegada de Emiliano con su taxi. En este momento, también me viene a la memoria aquella vez en julio de 1993 cuando Alberto, Oscar y yo hicimos una travesía por el Macizo Occidental y pasamos noche aquí después de subir la Bemeja. Recuerdo que nos perdimos con la niebla bajando por el bosque de Vegabaño hasta que un vecino de Soto nos acompañó y nos invitó a su casa.

Aquel paisano es hoy un anciano y me lo encontré hace poco en Oseja, Eusebio se acercó a charlar con él y yo lo reconocí. En cuanto le conté la historia de aquelos tres muchachos perdidos en Vegabaño, a los que bajó a Soto, invitó a su casa y les vendió unas zapatillas de lana de oveja, se acordó inmediatamente.

sábado, 2 de noviembre de 1991

Aproximación al Pico Jario (1.913 m.) desde Vegabaño.

El Valle de Sajambre es un auténtico jardín botánico representativo del Bosque Atlántico y situado en el entorno de la vertiente leonesa de los Picos de Europa. Oseja de Sajambre es la capital del municipio, pero de sus cinco pueblos Soto de Sajambre es el más especial, caracterizado sobre todo por su perfecta sintonía con el entorno forestal.

Escondido entre la abrumadora naturaleza que lo rodea, Soto de Sajambre es considerado como uno de los pueblos más bonitos de España. Desde aquí parten numerosas rutas de entre las que destaca la Senda del Arcediano y la subida a la Majada de Vegabaño, donde se encuentra el refugio del mismo nombre que sirve de base para las ascensiones a las principales cumbres del Macizo Occidental de los Picos de Europa.

Una de las rutas que parten desde el mismo refugio de Vegabaño es la ascensión al Pico Jario (1.913 m.), que ofrece una panorámica excepcional de los Picos de Europa.

Desde que subimos a Collado Jermoso nos han entrado ganas de regresar a los Picos de Europa para seguir descubriendo sus maravillas. Hemos oído hablar mucho de Vegabaño, sobre todo por la frondosidad de sus bosques, que precisamente ahora en pleno otoño presenta colores de los más variados.

Tenemos intención de subir a la Majada de Vegabaño con el Suzuki de Carlos, y desde allí aproximarnos al refugio desde donde parte la ascensión al Pico Jario.



El único problema es que el tiempo no acompaña, si bien es propio de esta época, pero nos hubiera gustado que no lloviera tanto. Hemos subido con el Suzuki por la pista forestal que parte de Oseja de Sajambre; al principio la pista estaba en buen estado, pero a medida que íbamos subiendo los surcos eran tan grandes y profundos que patinamos en cada una de las cuervas de la pista.


Llueve a cántaros, pero con los chubasqueros bien ajustados emprendimos camino hacia el refugio de Vegabaño, que está muy cerca de donde hemos dejado el Suzuki, a unos 15 minutos caminando. Visitamos el refugio y sus instalaciones y rápidamente nos pusimos en marcha para subir al Jario.


La ruta está muy poco marcada, no logramos divisar ningún hito y de vez en cuando la niebla nos quita toda la visibilidad. Pero de cuando en cuando la lluvia nos da un respiro y podemos ver algo del paisaje que nos rodea. Sobre todo nos llama la atención la diversidad de colores del bosque, amarillo, naranja, rojizos, ocres... Lástima que los Picos estén cubiertos por las nubes.

A medida que vamos cogiendo altura llegamos a divisar el Macizo Central asomando detrás de Dobres; logramos distinguir entre las densas nubes el Collado Jermoso, el Llambrión nevado y el grupo de la Torre de Friero.


Al final no hemos llegado a la cumbre, nos hemos quedado a unos cien metros por debajo, pero la realidad es que estamos empapados, tenemos frío y estamos muy cansados. Hemos decidido darmos la vuelta y descender con la intención de darnos una vuelta por Vegabaño.