domingo, 24 de marzo de 1996

Playa Sirena (Cayo Largo).

Cuando el Almirante Cristóbal Colón realizó su segundo viaje por las Américas en 1494 dejó constancia en sus escritos de su estancia durante doce días en una isla paradisíaca situada al sur de Cuba en el Mar Caribe, a la que bautizó como la "Isla San Juan Evangelista" (hoy "Isla de la Juventud"). Se estaba refiriendo al Archipiélago de los Canarreos, un conjunto de islas e islotes a lo largo de unos 150 km. sobre un mar poco profundo con playas vírgenes y arrecifes de coral. Durante los siglos posteriores estas islas estuvieron dominadas por corsarios y piratas, y fueron escenario de numerosos combates navales y naufragios hasta que pasaron al más completo olvido siendo visitadas en ocasiones por algunos pescadores. Con la llegada de la Revolución Cubana las islas salieron del olvido y aprovechando sus incalculables valores naturales han pasado a convertirse en unos de los referentes turísticos más importantes de Cuba.

Desde Varadero hemos sobrevolado Cuba en una vieja avioneta checoslovaca de la Empresa Nacional de Servicios Aéreos "Aerotaxi" con dirección al Aeropuerto Internacional Vilo Acuña de Cayo Largo. Despegamos a las 8:00 del aeropuerto de Varadero y hemos llegado a Cayo Largo aproximadamente a las 9:15. Nada más salir de la avioneta lo primero que hemos notado es una bocanada de aire cálido propio del clima tropical que todavía no habíamos sentido en Varadero.

Sabemos que toda la isla está rodeada de playas paradisíacas, muchas de ellas vírgenes a las que casi no llegan los turistas, pero hemos ido directamente a la Playa Sirena, la más accesible desde el aeropuerto, porque sólo tenemos hasta las 16:00 para disfrutar de nuestra corta estancia en la isla.

En torno a las playas hay arrecifes coralinos plagados de gorgonias y peces coralinos, y en estas aguas es fácil encontrarse con tiburones, barracudas, rayas y tortugas marinas. También nos han hablado de la presencia de iguanas y pelícanos, pero no hemos visto nada de eso, lo único que hemos podido hacer ha sido zambullirnos directamente en las cálidas aguas del Mar Caribe.

Nos han hablado de la posibilidad de llevarnos a bucear por los arrecifes, pero el presupuesto de nuestro viaje a Cuba ya no dio para más. Una lástima, porque bucear por estas aguas hubiera sido una experiencia inolvidable.

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