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domingo, 1 de julio de 2001

2ª Ascensión a la Torre de La Palanca (2.614 m.)

La Torre de La Palanca (2.614 m.) es una de las cumbres más elevadas de los Picos de Europa, ascensión obligada si se pernocta en el refugio de Collado Jermoso (2.042 m.). Ofrece impresionantes vistas de todo el Macizo Central, del Naranjo de Bulnes, del Macizo Occidental y del mar Cantábrico. Su ascensión no entraña ninguna dificultad salvo alguna trepada expuesta tras la Torre del Peñalba.


Sábado, 30 de junio de 2001. He organizado para el grupo de amigos de Carolina una ascensión a la Torre de La Palanca (2.614 m.) con noche en Collado Jermoso. A pesar de haber estado ya en muchas ocasiones en Collado Jermoso, tan solo será la segunda vez que subo a la cumbre de La Palanca nueve años después de haberla coronado por primera vez. Quizás allí decidamos subir el Llambrión, pero en principio prefiero ir por lo seguro y ya conocido.

Partimos de León repartidos en dos coches, pero justo a la salida de la ciudad los que iban detrás de mi no se percataron de que tuve que frenar en un semáforo y golpearon su conche contra el mío. A mi Citroën Xsara no le pasó nada, pero al coche de ellos se le rompió el radiador.

Con en susto todavía en el cuerpo la mayor parte de ellos decidieron suspender la ruta; yo me ofrecí para llevar a los que entraran en mi coche pero al final sólo Julio y Laura se apuntaron. Carol y el resto optaron por quedarse el fin de semana en León. Laura es prima de Fernando, el novio de Carolina, y a Julio no le conocía, así que aprovechamos el viaje para charlar largo y tendido para conocernos mejor. Laura estuvo en la aventura del Cares y también había venido a la Cueva del Agua y a Pambuches, y Julio es aficionado a la escalada, recientemente había conocido al grupo de Carolina y se había apuntado a esta ascensión.

Cuando llegamos al Puerto de Pandetrave dejamos el coche, agarramos las mochilas y nos pusimos a caminar por la pista hasta el Caben de Remoña. Parece que el tiempo va a ser bueno, aunque se ven algunas nubes bajas.


Hoy estreno nueva cámara digital, una Minolta Dimage 2330. Tiene más resolución que la anterior y las fotos por fin pueden verse en el ordenador con bastante más nitidez. 


Hace tiempo que dejé de subir la Canal de Pedabejo por el pedrero; se sube mucho mejor por el sedo. Un inmenso mar de nubes cubre todo el valle del Liébana y parte de Valdeón, pero pronto nos plantamos en el Collado Remoña dejando atrás la niebla y allí les enseñé a Julio y Laura las vistas del Llambrión, Collado Jermoso y la Vega de Liordes.

La niebla intenta subir por la Canal de Pedabejo pero no logra sobrepasar del Collado Remoña.

Abajo nos espera la inmensa pradería de la Vega de Liordes, la mayor vega de los Picos de Europa.


Aprovechamos el paso por la Vega de Liordes para descansar y comer un poco. Hacia abajo por la Canal de Asotín asoman las nubes desde el Valle de Valdeón.
Al llegar a Las Colladinas nos encontramos con los omnipresentes rebecos. Siempre que he pasado por aquí me los he encontrado, y en esta ocasión los veo algo más confiados que otras veces, ocasión que aprovecho para ver si logro una buena instantánea mientras Julio y Laura continuan subiendo.

Al llegar a lo más alto de Las Colladinas nos hacemos una foto con la Torre de Friero al fondo.

Llegamos al refugio de Collado Jermoso a eso de las seis de la tarde. Después de asearnos en la fuente con las gélidas aguas que vienen del nevero del Llambrión, dejamos las mochilas en el refugio y nos fuimos a recorrer las inmediaciones del Collado Jermoso. El mar de nubes es impresionante de modo que nos sentamos tranquilamente en lo alto de la Torre Jermosa a contemplar el panorama.

Justo en frente tenemos la mejor vista posible de Torre Santa. Es una ocasión única para fotografiar la puesta de sol detrás de su impresionante mole y con ese manto blanco a los pies...


A pesar de tener el refugio al lado la temperatura es tan agradable que decidimos tirar los sacos al suelo y hacer vivac durante toda la noche. Después de cenar nos tumbamos a contemplar las estrellas, se veían con tanta nitidez que no perdimos detalle a lo largo de la Vía Láctea. Mientras Julio y Laura se daban sus primeros arrumacos, yo intentaba recordar las veces que he subido a Collado Jermoso y las noches que pasé aquí con Alberto, Tato, con Laura y Carlos de Vega, con Carolina y Carmen, con Marta...

A la mañana siguiente, con los primeros rayos de sol sobre las naranjas paredes del Llambrión, desayunamos y nos preparamos para la ascensión.

Hacia abajo han desaparecido las nubes que ayer cubrían todo el Valle de Valdeón y se puede contemplar el macizo de la Bermeja con la Canal de Pambuches entera.

Alcanzamos la cumbre de La Palanca después de una hora de ascensión desde Collado Jermoso. Julio nos demostró su gran habilidad en la escalada trepando por la Torre del Peñalba. Ya desde la cima, nos pusimos a identificar los Picos y lancé las panorámicas con mi recién estrenada cámara digital.


El Cantábrico está cubierto de nubes, pero se ven todos los picos sin excepción: El Naranjo, los Cuetos Albos, el Neverón de Urriellu, Peña Vieja, Tesorero...

La Torre de Friero no parece tan impresinante desde aquí, claro que sobrepasamos en unos doscientos metros su cota más alta. No obstante nos permite ver con todo detalle su impresionante corredor norte de arriba a abajo.


Y hacia el norte mi próximo objetivo, la montaña más deseada, la cumbre de los Picos, Torre Cerredo...



domingo, 21 de junio de 1998

Travesía Collado Jermoso - Liordes.

El Refugio Diego Mella fue construido en 1942 en un lugar privilegiado de los Picos de Europa para servir como base a las ascensiones del Llambrión, La Palanca y la Torre del Peñalba: El Collado Jermoso. Su construcción fue ideada por Diego Mella, pero fue el arquitecto Julián Delgado Úbeda, presidente de la Federación Española de Montañismo, quien la llevó a buen término. Es el refugio más antiguo de los Picos de Europa y está situado a 2.064 m. de altitud, en la base del Macizo del Llambrión.

Sigo pensando que Collado Jermoso es el lugar más espectacular, especial y bonito de los Picos de Europa, y cualquiera de las rutas para acceder a él no dejan indiferente a nadie, por eso cuando mis amigas Carolina y Mary me pidieron que les llevase de ruta por los Picos de Europa no lo dudé ni un momento: Vamos al Collado Jermoso.

He subido un montón de veces, tantas que ya he perdido la cuenta, pero para mí sigue siendo la ruta más bonita de los Picos: Ascender al collado desde Cordiñanes y descender por la Vega de Liordes, pasando noche por supuesto en el Refugio Diego Mella.

Para Marta es la segunda vez, a pesar de que cuando la traje por aquí hace ya unos años me dijo que había sido una ruta tan dura que no volvería nunca más. Y por mi parte qué decir, más que estoy ansioso de volver a pisar la Montaña, llevo meses sin salir de León, entre el trabajo y la mudanza (por fin me he emancipado) no he tenido la posibilidad de salir al campo ni un solo día en todo lo el año.

Es sábado, día 20 de junio de 1998. Amanece un día espléndido, totalmente despejado, con una temperatura muy agradable, casi veraniega. Los Picos no conservan en sus cumbres prácticamente nada de nieve. Hemos salido muy temprano de León y hemos llegado a Posada de Valdeón a muy buena hora y hemos dejado el coche aquí para salir ya de ruta rumbo a Cordiñanes, 3 km. de paseo mañanero muy agradables e ideales para acostumbrarse al peso de las mochilas y para calentar. Se respira aire puro y limpio.

El Cordiñanes cargamos de agua las cantimploras y cruzando la aldea me acerco hasta la casa de Evarista, la venerable anciana que conocí hace unos años cuando subí por primera vez a Collado Jermoso. Nada más salir de Cordiñanes comenzamos a subir por la senda que conduce zigzagueando a la Rienda de Asotín, primer punto interesante de la ascensión.

Es una prueba de fuego porque el vértigo juega una mala pasada a todos los que pasan por aquí por primera vez, pero no ha sido el caso ni de Carolina ni de Mary, las dos han pasado por la rienda sin inmutarse. Marta ha tenido más miedo y al igual que la otra vez la he despojado del peso de su mochila y ha podido pasar sin preocuparse por el equilibrio.

Se puede decir que esta vez voy muy bien acompañado a Collado Jermoso: Esas tres chicas que posan en plena Rienda de Asotín son Carolina, Marta y Mary.

Después de cruzar el Hayedo de Asotín acusando ya el esfuerzo de la ascensión llegamos a la Vega de Asotín, donde realizamos la primera parada para descansar. Allí nos encontramos con un par de montañeros que también subían a Collado Jermoso y... ¡sorpresa! Resulta que uno de ellos es Basilio Llamas, el experto en Briófitos de la Facultad de Biológicas de León. Charlamos un buen rato con él recordando los primeros años de carrera pero sin entretenernos demasiado, todavía queda la parte más dura de la ascensión.

Basilio y su acompañante suben por la Canal Honda, pero yo llevo a Carolina, Mary y Marta por el atajo que evita pasar por aquel pedrero tan insufrible de la Canal Honda, nosotros subimos por el Collado Solano, que ofrece ya unas vistas magníficas del Cares y del Monte Corona.

Después del Collado Solano llegamos a la base de la Torre Jermosa. Aquí la sensación de altitud y de vacío comienza a hacerse notar, pero lo que a mí más me preocupa es que con este calor y con esta sudada nos hemos quedado ya sin agua, hemos dejado secas las tres cantimploras antes de tiempo.

Para llegar a la fuente del Llambrión todavía nos queda la ascensión más difícil de la ruta, el Argayo Congosto. Marta se acuerda muy bien de este lugar por lo mal que lo pasó, pero esta vez ha subido fenomenal, al igual que Carol y Mary, aunque Carol estaba tan desesperada por beber que se tragó las primeras aguas que vimos descender por el argayo.

Finalmente llegamos al refugio a eso de las seis y media de la tarde. Lo primero que hicimos fue reservar nuestra plaza para asegurar la noche porque por allí había numerosos montañeros y por un momento llegué a pensar que podríamos quedarnos sin sitio. Pero no fue así, el guarda nos reservó tres colchonetas bajo cubierta, de modo que compartiríamos la noche con Basilio y compañía.

Dejamos nuestras cosas en el refugio, fuimos a la fuente para asearnos y nos acercamos a la Torre Jermosa para ver la espléndida puesta de sol.

Hacía mucho tiempo que no dormía en el interior del refugio, las últimas veces que vine a Collado Jermoso monté la tienda de campaña en los alrededores. Hemos dormido relativamente bien a pesar de los ronquidos de los acompañantes. Para hoy he propuesto subir a la Torre de Palanca pero en cuanto he visto las caras de mis tres acompañantes he descartado la idea.

Después de desayunar y de recoger el equipo nos despedimos del guarda y de Basilio y comenzamos a caminar hacia Las Colladinas. Allí nos hicimos varias fotos:
El resto del camino hacia la Vega de Liordes fuimos disfrutando del paisaje y de los rebecos. El camino por aquí es mucho mas suave que el de ayer y Carol, Mary y Marta marchan a muy buen ritmo. En la Vega de Liordes aprovechamos para comer y para tirarnos en la hierba durante un buen rato. Es un lugar maravilloso, yo me siento genial, estoy en el corazón de los Picos en compañía de mi novia y con dos de mis mejores amigas, ¿qué más se puede pedir?

Después de la Vega de Liordes tocó subir hacia el Collado de Liordes y bajar por el Sedo de Pedabejo. En este sedo Marta tubo problemas con el vértigo y tuve que despojarla de nuevo de su mochila para que pudiera destrepar por el sedo con seguridad.

Una vez llegados al Caben de Remoña tomamos las veredas que descienden poco a poco hacia Santa Marina de Valdeón y llegamos a Posada pasadas las siete de la tarde. Ha sido un fin de semana memorable, mañana toca regresar a la vida cotidiana en León. Espero volver pronto a los Picos.

domingo, 26 de julio de 1992

Ascensión a la Torre de La Palanca (2.614 m.).

Sólo existen 10 cumbres en la Cordillera Cantábrica que superan los 2.600 metros de altitud, y las diez se concentran en el Macizo Central de los Picos de Europa:


1ª Torre Cerredo: 2.648 m. (León-Asturias).
2ª Torre del Llambrión: 2.624 m. (León).
3ª Tiro Tirso: 2.640 m. (León).
4ª Torre Sin Nombre: 2.638 m. (León-Asturias).
5ª Torre de Casiano de Prado: 2.622 m. (León).
6ª Torre de Las Llastrias: 2.621 m. (León).
7ª Torre Blanca: 2.617 m. (León-Asturias).
8ª Torre de La Palanca: 2.614 m. (León).
9ª Peña Vieja: 2.613 m. (Cantabria).
10ª Torre Bermeja: 2.606 m. (León-Asturias).

Del Macizo Occidental sólo Torre Santa roza los 2.600 m., pero no llega (2.598 m.). Fuera de los Picos de Europa las únicas cumbres que intentan alcanzar tales cotas son Peña Prieta en Cantabria (2.536 m.), Curavacas en Palencia (2.520 m.), El Pico Tres Provincias en León-Palencia-Cantabria (2.497 m.), El Espigüete en Palencia (2.450 m.) y Peña Ubiña en León (2.417 m.).

Hace tan solo unos días que estuve por aquí con Alberto y Tato realizando una travesía por el Macizo Central de los Picos de Europa; a punto estuvimos de subir a La Palanca, pero teníamos que llegar a Fuente De y no podíamos perder mucho tiempo con una ascensión que desconocíamos por completo.

Pero en esta ocasión Carlos, Ricardo, mi hermana Laura y yo estamos decididos a llegar a la 8ª cumbre de los Picos de Europa: La Torre de La Palanca. Y nada mejor para afrontar esta ascensión que pernoctar en el Refugio de Collado Jermoso.



Estando el refugio tan cerca es aconsejable dejar las mochilas abajo y subir lo más ligero posible puesto que no es necesario llevar ningún tipo de material para escalda. Para acometer la ascensión hay que subir hasta el Hoyo del Llambrión, donde suelen acumularse nieves perpetuas. Una vez en el hoyo hay que aproximarse a la Torre del Peñalba e iniciar una trepada vertiginosa agarrándose fuertemente a la roca y procurando evitar los pedreros. Al otro lado del hoyo se encuentra marcada con señales amarillas la vía de ascensión a la Torre del Llambrión.

Al cabo de unos 40 minutos de ascensión ya se distingue la cumbre de La Palanca, de modo que lo único que hay que hacer es trepar por donde mejor se pueda hasta llegar a la cumbre.


La cumbre de La Palanca es muy amplia y permite pasearse tranquilamente por todos sus rincones buscando las mejores tomas fotográficas, como por ejemplo la de Torre Cerredo. También puede distinguirse el Naranjo de Bulnes, o el Pico Tesorero en cuya cumbre estuve hace unos pocos días.

La cumbre del Llambrión está justo al lado, tan cerca que puede verse perfectamente el vértice geodésico.

Pero lo que más impresiona es sin duda la vista del Valle de Valdeón, estamos tan altos que parece que estuviéramos volando.

Le dije a Laura que me sacara una foto con Torre Cerredo al fondo, la más alta, la montaña que espero conquistar tarde o temprano.

El descenso es mucho más rápido y sencillo que la ascensión porque ya no es necesario evitar los pedreros, más bien todo lo contrario, podemos aprovecharnos de ellos y descender a gran velocidad deslizándose por las torrenteras de piedras.

miércoles, 15 de julio de 1992

Travesía Macizo Central de los Picos de Europa.

Los Picos de Europa constituyen una unidad montañosa que se desprende de la Cordillera Cantábrica hacia el norte acercándose a unos 20 kilómetros del Mar Cantábrico. Favorecido por la naturaleza de la roca calcárea y las abundantes precipitaciones se ha originado un importante Karst que ha dado lugar a la formación de numerosos hoyos ("Jous"), simas y profundas gargantas.

De los tres macizos que conforman la unidad montañosa es el Macizo Central, también conocido como el Macizo de los Urrieles, el más extenso y agreste, donde se encuentran las mayores altitudes y las simas más profundas.

Alberto, Tato y yo nos hemos planteado un reto para este año, al igual que hizimos el año pasado cuando fuimos a pedal desde León hasta los Picos de Europa. Nos hemos puesto delante del mapa del Macizo Central de los Picos de Europa y hemos trazado un recorrido para atravesarlo de sur a norte: Partiremos de Cordiñanes, subiremos a Collado Jermoso, cruzaremos la Vega de Liordes, bajaremos los Tornos de Liordes, subiremos el teleférico de Fuente De, ascenderemos el Pico Tesorero, cruzaremos los Horcados Rojos, cruzaremos el Jou sin Tierra, pasaremos por la Vega de Uriellu, tocaremos el Naranjo de Bulnes, y bajaremos hacia El Cares por Bulnes y Poncebos.

Nos llevamos la tienda de campaña y comida abundante para los cinco días a base de latas de conservas, embutido envuelto en una tela, pan, leche, galletas, leche condensada y alguna lata de Isostar.

Partimos el sábado 11 de julio desde Cordiñanes. Es la segunda vez que subo a Collado Jermoso y recuerdo la ruta perfectamente: La Rienda de Asotín, el Hayedo y la Vega de Asotín, la Canal Honda (y su atajo para evitarla por el Argayo Berón) y el Argayo Congosto. Recuerdo también a la Aguja Señora del Tío Toribio, perfectamente visible desde el Argayo Congosto.

Poco antes de entrar en el Argayo Congosto nos encontramos con una pareja de alemanes que andaban totalmente desorientados. No entendían ni "J" en castellano, de modo que nos comunicamos como pudimos con el inglés. No tenían ni idea de por dónde se subía al refugio, estaban a punto de meterse por un desvío hacia la Canal de Asotín que conducía directamente a un cortado sin salida. Les dijimos que nos acompañaran y treparon el Argayo Congosto detrás de nosotros. El tipo se parecía mogollón al actor Rutger Hauer, el de Blade Runner.

En esta ocasión no pernoctamos en el refugio, como nos llevamos la tienda de campaña con su material repartido entre las tres mochilas montamos campamento en las proximidades del refugio. En lo alto de la Torre Jermosa había decidido montar su tienda un obsesivo de la fotografía que perseguía una instantánea de un rebeco con Torre Santa al fondo. Se había traído a su hijo pequeño y le dijimos que aquel no era un buen lugar para montar la tienda porque durante la noche se levantaban vientos huracanados. No nos hizo caso. A las tres de la mañana le vimos desmontar su tienda y meterse en el refugio... hacía un viento endiablado.

Me cautivó la belleza de la Torre de Friero con su impresionante corredor norte. Al día siguiente partimos temprano rumbo a la Vega de Liordes por Las Colladinas. La imagen de la Torre Jermosa con Torre Santa al fondo es digna de las mejores postales de los Picos de Europa.

Llegamos a la Vega de Liordes más o menos a la hora de comer. Teníamos la vega entera para nosotros solos; el año pasado la habíamos visto desde el Collado Remoña y no nos imaginábamos que era tan grande. Sacamos nuestras viandas de las mochilas y nos pusimos a comer. Acto seguido nos entraron ganas de cagar y cada uno nos buscamos el mejor retrete rocoso disponible.

Echamos un último vistazo al Valle de Valdeón y a la Torre Santa y emprendimos el descenso por los vertiginosos Tornos de Liordes mientras escuchábamos en la radio portátil de Tato el desarrollo de la etapa del Tour de Francia.


Llegamos a Fuente De a última hora de la tarde y fuimos directamente al Camping para contratar una parcela para acampar esa noche. Después de lavarnos nos sentamos en una de las mesas del bar donde nos encontramos con Rutger Hauer y su chica. No sabíamos que habían hecho la misma ruta que nosotros, habían salido más temprano, por eso no coincidimos. Estuvimos charlando con ellos un buen rato poniendo en práctica nuestras dotes con el inglés.


El día siguiente amaneció con el cielo totalmente encampotado, pero pronto nos dimos cuenta que eran nubes bajas y el personal del teleférico nos confirmó que arriba estaba despejado. Fue un momento espectacular cuando la cabina del teleférico cruzo las nubes y aparecimos por encima del mar de nubes con un sol radiante.

Comenzamos a caminar en dirección a la Cabaña Verónica, que se la ve perfectamente a los pies del Pico Tesorero. Poco después de pasar por La Vueltona nos encontramos con que la senda estaba cubierta por un gran nevero. Cruzar un nevero en pleno verano fue toda una novedad para mí, nunca lo había experimentado.


Pero lo que más deseaba en aquel momento era llegar a Horcados Rojos para disfrutar de las vistas del Naranjo de Bulnes, con la Sierra de Cuera y el Mar Cantábrico de fondo. Antes pasamos por la Cabaña Verónica, una cabina en forma de iglú extraída de un portaaviones que sirve de refugio para 8 únicas plazas.


En el mirador de los Horcados Rojos estuvimos comiendo antes de enfrentarnos a la ascensión del Pico Tesorero, que con sus 2.570 m. de altitud se convierte en la primera de mis grandes ascensiones, nunca antes había estado en un punto geográfico tan elevado. Concurren en su cumbre los límites provinciales de León, Asturias y Cantabria; estábamos en "Tierra de Nadie". Saludamos de nuevo desde la cumbre a la Torre Santa.


También ha sido la primera vez que he experimentado la sensación de vacío cuando hemos bajado hacia el Jou de los Boches por el cable de acero que está amarrado a la roca. Un mal paso durante aquel descenso y no lo cuentas, y como te pille una tormenta mientras bajas agarrado al cable date por muerto, no sería la primera vez.

Mientras cruzamos el Jou de los Boches hacia el Jou sin Tierra paramos para deslizarnos con las esterillas por alguno de los neveros. Estábamos sedientos, hacía mucho calor, así que nos prometimos bebernos una botella de vino en el refugio del Naranjo de Bulnes.

En cuanto llegamos al refugio preguntamos por el guarda para reservar nuestra plaza. Nos dijeron: "Es aquél"... "Hola, ¿eres el guarda del refugio?" "Puede..." nos contesta. Debía tener una crisis de identidad, el muy gilipollas. En fin, nos asignó nuestra plaza y nos explicó las normas. Al menos nos permitió cenar dentro del refugio, nos sentamos en una de las mesas y sacamos nuestras viandas. Cuando vimos a los de al lado sacar su hornillo y calentarse unos espaguetis se nos cayó la baba... y nosotros ahí, con nuestro trozo de jamón, lomo y chorizo... "Tenemos que hacernos con un hornillo", meditamos.


El día siguiente continuamos nuestro camino en dirección hacia Pandébano, desde donde lanzamos las fotos con la estampa clásica del Naranjo de Bulnes. Nos llamó la atención un ganadero que intentaba meter a las vacas en los graneros, al parecer había una que se le estaba resistiendo y no paraba de gritar: "¡Aposenta, aposenta!"

De Pandébano bajamos hasta Bulnes, y de Bulnes a Poncebos por la Canal del Tejo. Llegamos reventados, pero nos quedaba por delante toda la Ruta del Cares. De vez en cuando paramos para meter los pies en las gélidas aguas del canal. Llegamos a Caín cuando comenzaba a caer la noche, pero estábamos tan cansados que no teníamos ganas de montar la tienda, así que nos metimos en el pórtico de la Iglesia y allí tiramos los sacos para dormir bajo la mirada atónita de los cainejos que pasaban por allí.


Ha sido una aventura memorable; regresamos a León con la sensación de que se nos ha hecho demasiado corta. No obstante, ya tenemos anotado que para el próximo año vamos a hacer la Travesía por el Macizo Occidental.

domingo, 6 de octubre de 1991

Collado Jermoso (por el Argayo Congosto).

El Refugio Diego Mella fue construido en 1942 en un lugar privilegiado de los Picos de Europa para servir como base a las ascensiones del Llambrión, La Palanca y la Torre del Peñalba. Su construcción fue ideada por Diego Mella, pero fue el arquitecto Julián Delgado Úbeda, presidente de la Federación Española de Montañismo, quien la llevó a buen término. Es el refugio más antiguo de los Picos de Europa y está situado en el Collado Jermoso a 2.064 m. de altitud, en la base del Grupo del Llambrión.

Cuando subí al Collado Remoña con Alberto y Tato el mes pasado nos encontramos con un guarda que nos dejó ver con sus prismáticos la ubicación exacta del Refugio de Collado Jermoso. Pensé entonces que mi próxima ruta por los Picos de Europa serviría para llegar hasta el mismo refugio.

Recientemente me he comprado una Guía de los Picos de Europa y un mapa de rutas por el Macizo Central. En la guía figura la ruta de ascensión al Collado Jermoso por la Canal de Asotín como una de las rutas más duras de los Picos, con un desnivel de más de 1.200 m. pero a su vez la destaca como una de las rutas de mayor belleza de los Picos. Me muero de ganas de subir y no estoy dispuesto a esperar hasta el próximo verano, así que pongo toda la maquinaria en marcha para subir al Collado Jermoso el fin de semana del 5 y 6 de octubre, justo antes de que cierren el refugio para el invierno.

Mi hermana Laura se apuntó de primeras a la aventura y no nos costó mucho convencer a nuestro amigo Carlos De Vega para que se viniera con nosotros. Nos organizamos los tres para salir el sábado temprano con el Suzuki de Carlos.

Fuimos directamente a Cordiñanes. Aparcamos el Suzuki al lado del abrevadero que hay a la entrada del pueblo; llenamos las cantimploras y nos preparamos las mochilas para comenzar con la ascensión. Le preguntamos a una vecina del pueblo por dónde se coge la senda que sube hacia la Rienda de Asotín y la buena señora nos acompañó durante un buen trecho para indicarnos el camino correcto. Evarista era su nombre, y nos habló de sus años jóvenes en los que subía el ganado por la Canal de Asotín.

La Rienda de Asotín es el primero de los pasos delicados de la ruta, un sedo excavado a pico en la misma pared de la montaña, con una caída de más de cien metros. Tras pasar por el sedo, la ruta se abre paso hacia la Canal de Asotín a través del Hayedo de Asotín, un espeso hayedo situado a 1.400 m. de altitud.


De momento la ruta está bien marcada y son numerosos los hitos que nos indican el buen camino. El hayedo es precioso, enclavado ahí entre dos grandes montañas y ofreciendo unas vistas magníficas del Macizo Occidental. En una de las paradas improvisadas para descansar intento hacerme un palo con una vara de haya.

Tras pasar por el hayedo la ruta se abre paso en la Vega de Asotín, la base para las ascensiones a la Torre de Friero por su gran Corredor Norte. De frente sube la senda por la Canal de Asotín directamente a la Vega de Liordes, pero nosotros debemos dirigirnos hacia la izquierda para pasar por la Canal Honda. Nos habían hablado de la posibilidad de evitar la Canal Honda durante la subida por lo incómodo de subir pisando piedras tan inestables, así que optamos por subir por la alternativa recomendada que parece bien marcada por los hitos.

Aquí es donde la pendiente comienza a notarse de verdad y el cuerpo empieza a acusar el esfuerzo de la subida. Pero el paisaje es verdaderamente impresionante. Estamos justo debajo de la Torre Jermosa, a punto de entrar en el llamado Argayo Congosto, donde vierten las aguas que proceden del nevero del Llambrión.

Por el Argayo Congosto hay que agarrarse con las manos con bastante frecuencia para asegurar bien los pasos, pero en ningun momento se expone demasiado al vacío. El paisaje es sobrecogedor; nos parece espectacular el enorme corredor norte del Friero. En los últimos pasos el terreno es todavía más pendiente e inestable y la niebla no nos deja divisar el horizonte, pero el refugio ya está muy cerca, lo sabemos porque se escucha el agua que cae de la fuente del Llambrión.



Llegamos al refugio más o menos a las siete de la tarde. Lo primero que hizimos fue visitar las instalaciones del refugio y consultar con el guarda las normas y condiciones de nuestra pernocta. Acto seguido nos acercamos hasta la fuente para asearnos y cambiarnos de ropa, y nos dimos una vuelta por los alrededores para contemplar el paisaje, aunque la niebla era tan abundante que no nos permitió disfrutar del mar de nubes tan característico de esta zona.

Cenamos en el comedor del refugio en compañía de los otros excursionistas y nos fuimos pronto a dormir. Fuera se nota mucho viento y frío, mucho frío, de hecho el guarda ha pronosticado que por la mañana amanecerá con una fina capa de nieve cubriendo las cumbres más altas.

De madrugada nos despertó un rebeco que encontró la puerta arrimada del refugio, entró y se dio una vuelta por el comedor. Pero hace tanto frío fuera que no nos apetece nada salir del calor de nuestros sacos. Finalmente a las nueve de la mañana nos levantamos para vestirnos y desayunar; mis pantalones, que pasaron la noche fuera tendidos, estaban tan tiesos que apenas se podían doblar...

El cielo está cubierto de nubes y amenaza con ponerse a llover o a nevar de un momento a otro. Así que tan pronto como terminamos de desayunar, pagamos al guarda, preparamos las mochilas e iniciamos el descenso por el Argayo Congosto.

Al principio bajamos un poco acojonados por la pendiente y el terreno mojado, prácticamente helado, pero pronto llegamos al pedrero de la Canal Honda y a la Vega de Asotín.

Probablemente esta sea la última ruta que haga por los Picos de Europa este año, pero ya estoy pensando en la próxima temporada para llevar a cabo un montón de rutas. Y entre mis proyectos no descarto la posibilidad de apuntarme para trabajar en el Parque Nacional.