domingo, 27 de agosto de 2006

Aproximación a Torre de Friero (2.445 m.).

La Torre de Friero (2.445 m.) es mundialmente conocida por su larguísimo corredor norte, el más largo de España. Con más de 1.000 metros de vía este corredor es codiciado por los mejores escaladores, quienes acuden sobre todo en el invierno para escalarlo. Pero además de su corredor, El Friero es uno de los Picos más característicos del Macizo, por su forma erguida y esbelta.

Es jueves, 24 de agosto de 2006. Estoy en plena temporada alta y el supermercado marcha estupendamente, hay muchos turistas, hace un tiempo estupendo y dos meses después de ponerlo en marcha todo va sobre ruedas, las ventas son inmejorables, Susi trabaja estupendamente y mis padres han venido a echarme una mano.

Por aquí están mis amigos Quique y Maite, de León, que han venido a pasar unos días de vacaciones a los Picos de Europa. Y no he tardado en ofrecerles una de mis aventuras, intentar nuevamente la ascensión a la Torre de Friero. Precisamente con ellos lo había intentado el año pasado, pero no pudimos llegar a cumbre por intentarlo por la vía más complicada. Este año lo volveremos a intentar, el domingo 27, esta vez por la vía normal.

El viernes entraron en mi súper Clara y Toñi, y resulta que Clara es la sobrina de mi vecina Mary. Por supuesto les ofrecí mi ayuda para todo lo que necesitaran y les animé a que se apuntaran a la aventura del domingo con Quique y Maite, a lo que accedieron sin reparos. Mientras tanto les aconsejé algunas rutas que podían hacer por el valle, incluso me acompañaron a Fuente Dé a recoger la miel ecológica de uno de mis proveedores.

Y llegó el día. Me ha costado organizarlo todo para que en mi ausencia todo vaya bien; es la primera vez que me ausento del supermercado, pero tengo la suerte de contar con Susi, en la que confío plenamente, y tengo además a mis padres. Así que con todo preparado y organizado, me voy de ruta con Quique, Maite, Clara y Toñi. Cogimos temprano el Trepas y subimos al Caben de Remoña. El día es estupendo, presiento que todo va a salir bien. Inmediatamente nos ponemos en marcha para subir por el Sedo de Remoña.

En cuanto llegamos a la Vega de Liordes me percaté de que mi cámara llevaba la batería descargada, así que estas fotos proceden de la cámara de Toñi, que no perdió detalle durante toda la travesía por Cifuentes.

Y los rebecos estaban por allí, como siempre. Durante la marcha yo iba por delante, abriendo camino, pero estaba tan ansioso por llegar a la base del Friero que a veces miraba hacía atrás y comprobaba que a ese ritmo dejaba atrás a mis acompañantes, así que reduje la marcha hasta llegar a La Chavida.

Allí paramos para descansar y comer para retomar fuerzas. En ese momento Toñi renunció a continuar con la ascensión, estaba muy cansada y prefirió quedarse por el lugar a descansar y tirar algunas fotografías. Lo demás emprendimos la ascensión con Quique y Maite a la cabeza. Clara y yo íbamos por detrás, tranquilamente, paso a paso, momento que aproveché para entablar conversación con ella, aunque el agotamiento de la subida y los nervios que llevaba encima a penas me dejaron articular palabra.


Cuando llegamos al paso más delicado, después de sortear las descomunales caídas hacia Asotín por el corredor norte, nos encontramos a Quique y Maite atascados. Maite está tan sobrecogida por el impresionante vacío que no puede dar un paso más. En ese momento, agarro la mano de Clara y la ayudo a dar el último salto hasta alcanzar la terraza sobre la Aguja de Maria Luisa. Yo les digo que ya estamos muy cerca, a pocos metros de la cumbre, pero Maite se niega a trepar por aquella chimenea tan expuesta. Clara no dice nada, sólo disfruta de las vistas, y Quique está dispuesto a intentarlo en otra ocasión.

En otras circunstancias les hubiera dicho que regresaran a La Chavida mientras yo alcanzaba la cumbre, pero había una fuerza aun mayor que me impedía separarme de Clara... Por un momento nos quedamos allí, los dos solos, tumbados sobre la terraza, todavía impresionados con la altitud, queriendo decir algo pero sin saber qué decir...

Finalmente, regresamos al encuentro con Toñi en La Chavida y descendimos por el pedrero hacia el Caben. Mi frustración por no alcanzar la cumbre estando tan cerca podría haber sido insoportable, pero en ese momento mi cabeza estaba en otro lado, sin importar otra cosa nada más que estar cerca de Clara.




No obstante, me he prometido a mí mismo intentarlo de nuevo la próxima semana, llegar a la cumbre y enviarle a Clara un mensaje desde allí mismo.