lunes, 21 de septiembre de 1992

Majada de Ostón.

Situada a 970 m. de altitud en un lugar incomparable de la Garganta del Cares la Majada de Ostón es una terraza en la mitad del Cares que cuenta con una atalaya insuperable que ofrece vistas espectaculares del Macizo Central. Con sus cabañas construidas en la peña colgante da la impresión de encontrarnos en un pequeño Machu Pichu en medio de los Picos.

Ayer regresamos de nuestra aventura por la Torre Santa y Laura nos preparó para cenar un delicioso cocido montañes que causó estragos durante la noche. A pesar de ello hoy nos hemos levantado con el ánimo de subir a la Majada de Ostón. Allí suele llevar sus cabras Tino, un ganadero de Cabrales al que Laura conoció recientemente y que le enseñó cómo guarda los famosos quesos de Cabrales en una de las cuevas escondidas en la majada.

Para subir a la Majada de Ostón hay que dirigirse a Caín y hacer buena parte de la Senda del Cares hasta la Majada de Culiembro. Se distingue bien porque es la única majada de la Ruta del Cares, y marca el punto en el que la senda se tuerce hacia la derecha. De allí parte una senda que sube en zig-zag por la Canal de Culiembro directamente a la Majada de Ostón. Hay que salvar un desnivel de más de 600 metros, pero la ascensión ofrece vistas reconfortantes con la perspectiva de las altas cumbres del Macizo de Los Urrieles.

Tuvimos la suerte de encontrarnos con Tino, quien nos acompañó en la ascensión por la canal y nos enseñó los secretos que esconde su Majada.


La Pica de Ostón tiene una caída brutal sobre el Cares y permite contemplar numerosas canales del otro Macizo, como la Canal de Piedra Bellida o La Canal de Ría. También puede distinguirse el Collado Cerredo en lo alto de Amuesa y la panorámica completa de la vertiente asturiana de la Ruta del Cares.



domingo, 20 de septiembre de 1992

Aproximación a la Torre Santa (2.596 m.).

Con sus 2.596 m. de altitud Torre Santa es la montaña más alta del Macizo Occidental de los Picos de Europa y una de las más elevadas de la Cordillera Cantábrica, sólo superada por diez cumbres todas ellas en los Picos de Europa. La primera ascensión conocida fue la realizada el 4 de agosto de 1892 por Paul Labrouche, François Bernat Salles y Vicente Marcos.

Existe desde antaño una gran controversia en torno a la denominación de la montaña, conocida habitualmente como "Peña Santa de Castilla", aunque por fin se tiende a eliminar el dichoso gentilicio puesto seguramente por los asturianos, quienes a su vez intentan atribuírsela en varias publicaciones con descripciones como "una de las montañas más bellas de Asturias", perteneciendo íntegramente a León. Y lo de "Peña" o "Torre" es muy relativo: Gregorio Pérez "El Cainejo" siempre se refirió a ella como "Torre Santa", más que nada para diferenciarla de Peña Santa de Enol, pero en Caín la siguen llamando "Peña Santa"; en Valdeón en cambio se inclinan más por "Torre Santa", y si nos atenemos estrictamente al significado de los términos alpinísticos "Torre" y "Peña" lo cierto es que se trata de una Torre.

Todas las vías de acceso a la cima de Torre Santa son de escalada, la mayoría de gran dificultad. Sin embargo existen en la cara norte tres vías más asequibles: La Canal Estrecha, La Canal Ancha y La Canal del Ojal. Hemos consultado con varios escaladores y algunos de ellos nos han dicho que por la Canal Estrecha sería posible subir sin equipamiento de seguridad, pero lo cierto es que no hemos conocido a nadie que se haya presentado en la cumbre sin al menos un trozo de cuerda.

Nuestro objetivo es aproximarnos lo máximo posible a la cumbre de Torre Santa, sin pretensión alguna de escalarla puesto que no somos escaladores, pero sí que queremos alcanzar la Canal Estrecha y subirla hasta donde podamos. Para ello hemos planificado subir a Vega Huerta, la base de la montaña, bordearla por La Forcadona, y una vez superado El Neverón ascender por la Canal Estrecha hasta donde sea posible.

Como Laura está trabajando en el Parque no puede acompañarnos, de modo que nos vamos Carlos, Ricardo y yo. Nos alojamos en su casa de Prada y partimos temprano rumbo a La Bermeja por Pantivalles y Pambuches. Hace un mes subí por primera vez a La Bermeja, fue mi primera ascensión en solitario, de modo que conozco perfectamente el camino y me apetece mucho que Carlos y Ricardo conozcan esta ascensión, lo malo es que llevamos todo el equipo necesario para montar campamento en Vega Huerta y la mochilas pesan lo suyo. No resultó fácil portearlas por la Canal del Bufón.

Tras el paso por la cumbre de La Bermeja toca descenderla por la vertiente norte para dirigirse hacia Los Moledizos. Para ello hubo que salvar una caída por una brecha muy pronunciada que nos exigió mucha atención para no desestabilizarnos con las mochilas. Al final tuvimos que soltarlas y dejarlas caer por el barranco para poder descender con más seguridad. Una vez salvado el mayor desnivel pudimos dar con la senda del Camino del Burro, que procedente de Vegabaño sube por la Canal del Perro para dirigirse directamente a Vega Huerta.

En Vega Huerta todavía se encuentran en pie los restos del antiguo refugio de Peña Santa, destruido varias veces por las frecuentes tormentas que caen en la zona. El problema es el abastecimiento de agua, muy escasa en esta época del año. Lejos queda la Cueva del Agua, pero hemos tenido suerte y cae un hilillo de agua por una pequeña manguera situada en las inmediaciones de la vega.


La estampa de la cara sur de Torre Santa desde Vega Huerta es descomunal; con la ayuda de los prismáticos pudimos distinguir a un grupo de escaladores que a última hora de la tarde estaban alcanzando la cima. Montamos el campamento y pasamos la noche escuchando las voces de los escaladores que descendían con sus frontales por la pared sur de Torre Santa. Finalmente llegaron a eso de las cuatro de la mañana y acamparon a nuestro lado.



Por la mañana nos levantamos con los primeros rayos del sol y mientras desayunábamos le preguntamos a uno de los escaladores por la Canal Estrecha; nos confirmó que era la vía más fácil para subir a Torre Santa, pero siempre con cuerdas para asegurarse y con casco; nos dijo que caían muchas piedras y que ya ha habido bastantes accidentes por no llevar el casco. Le preguntamos si podríamos subir sin material aunque solo sean algunas trepadas y nos dijo que sí, pero había que tener mucha seguridad y dejar las mochilas abajo.

Desmontamos el campamento y comenzamos a caminar rumbo a La Forcadona. La senda está muy bien marcada y no hay posibilidad de confusión, puesto que la ruta comunica Vega Huerta con el Jou Santu y con Vegarredonda y es una de las más frecuentadas, aunque por ahora no nos hemos cruzado con nadie.


El paso por La Forcadona no entraña dificultad alguna, aunque hemos tenido que trepar con mucho cuidado para evitar un nevero muy sólido por el que era imposible pasar. Las dificultades llegaron después con El Neverón. Pensábamos que podríamos atravesarlo sin problemas, pero nada de eso, tiene una pendiente muy prolongada y está completamente solidificado por lo que resultó prácticamente imposible dar un solo paso sobre él.

Como queríamos aproximarnos a la Canal Estrecha optamos por evitar el nevero por la parte más alta metiéndonos por la rimaya que lo separa de la roca, pero donde realmente nos metimos fue en un callejón sin salida, era imposible avanzar un paso con seguridad portando las mochilas y con una caída de varios metros por debajo sobre el nevero. Unos escaladores vieron que estábamos en apuros y bajaron para ayudarnos, nos ataron con cuerdas y nos sacaron de allí. Hubo un momento en el que Carlos se quedó colgado de la cuerda, las pasamos canutas para salir de allí.

Aquellos amables escaladores nos llevaron hasta la base de la Canal Estrecha y nos indicaron el mejor camino para descender hacia el Jou Santu. Después del trance por el que acabábamos de pasar descartamos cualquier mínimo intento de trepar algo por la canal. Como consecuencia de uno de los golpes mi cámara sufrió un impacto que provocó este efecto en la instantánea que tomé a La Forcadona desde el Jou Santu.


Al fin y al cabo hemos alcanzado los 2.330 metros de altitud y nos hemos quedado a unos 265 metros de la cumbre, lo cual no está nada mal para un primer intento. Pero descendimos al Jou Santu con el miedo metido todavía en el cuerpo.


Peña Santa de Enol parece desde aquí bastante más asequible, quizás en otra ocasión nos planteemos su ascensión. Ahora solo pensamos en llegar al Boquete y descender por la Canal de Mesones hasta Caín.


A la salida del Boquete se abre ante nosotros un panorama espectacular de la Garganta del Cares, pero el cielo está cubierto y todavía tenemos que descender por la Canal de Mesones hasta Caín teniendo que salvar un tremendo desnivel. Nos preocupaba el paso por el Sedo de Mesones, pero finalmente lo superamos sin dificultad.


Llegamos a Caín a última hora de la tarde, tal y como estaba previsto para que Tony, uno de los compañeros de Laura nos recogiera y nos subiera hasta Prada donde Laura nos esperaba con un cocido montañés que devoramos sin dejar rastro.